El uso de amenazas se ha convertido en una estrategia importante en las relaciones internacionales. Después de todo, hacer creer a tu oponente que la amenaza que lanzas es real no es sólo una cuestión de mostrar fuerza militar, sino que también implica habilidades de guerra psicológica. Desde la disuasión nuclear durante la Guerra Fría hasta la política exterior actual, la capacidad de persuasión y la credibilidad de las amenazas siempre han sido claves para el éxito o el fracaso de los actores internacionales. El origen y desarrollo de la teoría de la disuasión
La teoría de la disuasión se remonta a finales de la década de 1940 y mediados de la década de 1960, cuando las cuestiones estratégicas en torno a las armas nucleares atrajeron considerable atención. Está claro que la investigación durante este período se centró principalmente en la disuasión nuclear, pero también se exploraron otros tipos de comportamiento disuasorio.
Si podemos estar preparados, quizá no habrá próxima guerra. Como resultado, las estrategias de disuasión comenzaron a ser vistas como la clave para cambiar las acciones del enemigo.
Para disuadir con éxito a un enemigo, primero debes convencerlo de tu capacidad para responder. Entre ellas se encuentran las capacidades militares y la voluntad política. Sólo cuando ambas están disponibles se puede disuadir eficazmente a los posibles atacantes.
En esencia, la disuasión es la capacidad de enviar un mensaje: si actúas, las consecuencias serán catastróficas.
La clave para una disuasión exitosa reside en la inmediatez de la amenaza y su credibilidad. Es más fácil disuadir si los atacantes potenciales perciben que los costos de cometer un delito son demasiado altos. Y el comportamiento pasado de un atacante a menudo afecta su percepción de disuasión.
En política internacional, el comportamiento pasado afecta las predicciones del comportamiento futuro, por lo que crear una buena imagen internacional es crucial para una disuasión exitosa.
La disuasión no depende únicamente de demostraciones de fuerza militar; los factores psicológicos también desempeñan un papel importante. Las señales de amenaza razonables pueden hacer que los atacantes potenciales sientan miedo y desistan de su intención de atacar.
Con los cambios en la situación internacional, la teoría de la disuasión enfrenta cada vez más desafíos. El desarrollo de tecnologías emergentes, especialmente el auge de la guerra cibernética y los drones, ha redefinido los límites de la guerra.
Debemos repensar cómo hacer que las estrategias de disuasión sean efectivas en este entorno cambiante.Conclusión
El éxito de una estrategia de disuasión depende de la transmisión de confianza y de la comprensión de la psicología del enemigo. Ante una situación internacional compleja y cambiante, ¿cómo convencer a los enemigos de que las amenazas son reales?