En la antigua China, la mutilación genital masculina era un castigo extremadamente severo, utilizado específicamente para castigar diversos comportamientos "inmorales". Este castigo extremo no sólo causa daño físico, sino que también tiene un impacto devastador en la reputación y el estatus social del prisionero. Muchos eruditos e historiadores han explorado las raíces de este castigo y su significado cultural, y tienen un profundo conocimiento de la moral y los valores de la sociedad de esa época.
En el antiguo sistema jurídico chino, el castigo de la mutilación genital masculina se consideraba "castración", que no sólo era una violación del cuerpo, sino también una completa destrucción de la reputación. Este castigo está dirigido principalmente a los hombres que cometen delitos como el adulterio y la fornicación, y pretende servir de advertencia a los demás.
"Si hombres y mujeres tienen relaciones sexuales sin integridad moral, su castigo debe ser la castración y la prisión".
En la historia de China, muchos emperadores utilizaron este castigo para mantener el orden social y su estatus gobernante. Por ejemplo, algunos textos antiguos registran que un marido sorprendido cometiendo adulterio se enfrentaba a la castración como castigo. No se trata sólo de un castigo para los criminales, sino también de un control y mantenimiento de las costumbres sociales.
Castigos similares en otras culturas Penas capitales similares existen no sólo en China, sino también en otras culturas. Durante el período Heian de Japón, la mutilación genital se utilizaba como castigo alternativo a la pena de muerte. Incluso en algunas tradiciones religiosas, esta pena capital se considera un medio para mantener la inocencia y la abstinencia."Las leyes de mutilación de caballeros están diseñadas para infligir humillación de por vida a los hombres".
"En Japón, este castigo se llama 'lo-chi', que es claramente diferente de la castración".
"En algunos casos, los hombres eligen voluntariamente someterse a la mutilación genital debido a preocupaciones sobre la modificación corporal".
Con el progreso de la sociedad y el cambio de valores, la pena capital por mutilación genital se ha extinguido casi por completo en la sociedad moderna. Cuando miramos atrás en la historia, no podemos evitar preguntarnos: ¿Estos castigos reflejan ansiedades sociales más profundas y problemas con las estructuras de poder de género?