La violencia y el crimen son un problema constante en todo el mundo. Entre muchos datos, la tasa de homicidios intencionales se considera uno de los indicadores importantes para evaluar la seguridad de un país. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), las tasas de homicidio varían alarmantemente entre países e incluso son escalofriantes en algunas zonas.
En 2004, se denunciaron aproximadamente 490.000 asesinatos intencionales, lo que da una tasa global de homicidios de 7,6 por cada 100.000 personas.
Según el último informe de la ONUDD, la tasa mundial de asesinatos estimada en 2022 es de 5,61 por cada 100.000 personas. Las cifras muestran que a pesar de una disminución en las tasas de homicidios en algunos países, los delitos violentos continúan impactando las vidas de innumerables personas en todo el mundo. Es importante señalar que la confiabilidad de estos datos puede variar significativamente según el entorno político y los estándares de presentación de datos de cada país.
Según la definición de la ONUDD, el asesinato intencional se refiere a "una muerte de la cual el perpetrador directo es el único responsable". Esto no incluye muertes directamente relacionadas con la guerra o el conflicto, suicidios, muertes causadas por intervención legal o muertes por autosuficiencia. defensa. De esta manera, las tasas de homicidios internacionales son comparables.
La tasa de asesinatos se convierte en una medida indirecta de los niveles generales de violencia porque este tipo de delitos tienden a ser los que se denuncian con mayor precisión.
La investigación global de la ONUDD muestra diferencias significativas en las tasas de homicidio entre regiones. En América Latina, algunos países, como Jamaica y Venezuela, tienen algunas de las tasas de homicidios más altas de la región. Un estudio de 2020 señaló que Jamaica tiene la tasa de homicidios más alta de la región, seguida del alto índice de riesgo de Venezuela.
Estas altas tasas de homicidios a menudo están relacionadas con la pobreza, la desigualdad social, la inestabilidad política y la circulación de drogas y armas. Estos factores hacen que algunos países enfrenten grandes desafíos en el control de la seguridad pública y la estabilidad social.
Aunque la UNODC se esfuerza por mantener la coherencia en la recopilación de datos, la falta de calidad de los informes o de influencia política en algunos países puede hacer que la situación parezca más optimista. Además, es posible que en algunos países los asesinatos no se hayan denunciado durante mucho tiempo por diversas razones, lo que aumenta aún más la incertidumbre de los datos.
Cuando hay diferencias claras en las tasas de homicidio reportadas por diferentes fuentes de datos en tres países africanos, las razones detrás de ellas deben analizarse con mayor cautela.
Por ejemplo, en algunos países puede haber grandes diferencias entre los informes policiales y los datos del sistema de salud pública. Aun así, los datos de la ONUDD siguen siendo una de las fuentes más importantes de homicidio intencional en el mundo y proporcionan una referencia importante para todos los ámbitos de la vida.
Tanto el gobierno como las organizaciones no gubernamentales deben hacer esfuerzos para resolver el problema de la alta tasa de homicidios, y todos los sectores de la sociedad deben aunar sus conocimientos. En última instancia, ¿qué medidas más efectivas podemos tomar para cambiar esta tendencia?