La radiografía de tórax desempeña un papel importante en el diagnóstico de la tuberculosis. Aunque los resultados anormales de las radiografías nunca se han utilizado como base para el diagnóstico de la tuberculosis, pueden descartar eficazmente la posibilidad de tuberculosis pulmonar. La presencia de bacterias de la tuberculosis puede ocultar muchas elasticidades sugerentes en la imagen, y estas señales son cruciales para el médico.
Las imágenes de los pulmones son un procedimiento estándar al diagnosticar la tuberculosis. En términos generales, la radiografía de tórax posteroanterior (PA) es el método de imagen más utilizado. Sin embargo, en algunos casos, el médico puede ordenar una toma de costado o de pie, o incluso una tomografía computarizada, para obtener una imagen más clara.
En el contexto de tuberculosis pulmonar activa, los médicos suelen ver imágenes de infiltrados o consolidaciones y/o lagunas en la parte superior de los pulmones, a veces acompañadas de agrandamiento de los ganglios linfáticos mediastínicos o hiliares.
Una radiografía de tórax normal no muestra anomalías cardiotorácicas o musculoesqueléticas identificables, mientras que los hallazgos anormales pueden sugerir signos de tuberculosis pulmonar.
Según las directrices de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., los hallazgos radiológicos típicos de la tuberculosis activa incluyen:
1. Infiltración o consolidación: opacidad de espacios en el parénquima pulmonar, que pueden aparecer como imágenes densas o moteadas.
2. Lesiones lacunares: áreas de sombra oscura en los pulmones con bordes irregulares que pueden estar rodeadas por tejido circundante.
3. Nódulos mal definidos: aparecen como densidades redondeadas, a menudo acompañadas de otras anomalías pulmonares asociadas.
4. Derrame pleural: muestra la presencia de grandes cantidades de líquido en los espacios pulmonares.
Estos datos de imágenes proporcionan a los médicos pistas importantes durante el proceso de diagnóstico y ayudan a identificar la presencia de tuberculosis activa.
Las imágenes de lesiones tuberculosas antiguas pueden aparecer como nódulos hiliares o en el lóbulo superior con presencia de cicatrices fibrosas. Estos hallazgos pueden sugerir una infección pasada pero ningún riesgo actual de tuberculosis activa.
Los hallazgos radiológicos de la tuberculosis antigua suelen incluir: cicatriz fibrótica discreta o nódulo discreto, si no se acompaña de opacificación aérea, lo que indica que el riesgo potencial de estas lesiones es muy bajo.
Además de los cambios característicos de la tuberculosis, una radiografía de tórax puede mostrar otras anomalías no relacionadas con la tuberculosis, como agrandamiento del corazón o cambios en el sistema musculoesquelético, que requieren más investigación. La hoja de clasificación de los CDC organiza sistemáticamente la evaluación de diferentes anomalías para que los médicos puedan determinar si es necesario un seguimiento médico adicional.
Los hallazgos de las radiografías de tórax se pueden clasificar según la necesidad de una evaluación de seguimiento, incluidas las anomalías que "requieren seguimiento" y "no requieren seguimiento".
La detección temprana de la tuberculosis es fundamental para un tratamiento eficaz y las radiografías de tórax proporcionan información visual importante durante este proceso. Sin embargo, los profesionales médicos deben analizar las imágenes con precaución, ya que los resultados anormales no necesariamente significan la presencia de tuberculosis. Estos datos de exámenes de rayos X no sólo permiten a los médicos comprender la condición pulmonar del paciente, sino que también los incitan a realizar exámenes adicionales y formular planes de tratamiento. ¿Alguna vez te has preguntado cómo estas imágenes pueden influir en tus decisiones de salud?