Con la aceleración de la urbanización, están surgiendo nuevos edificios uno tras otro, pero a menudo se ignora el estado de uso de estos edificios una vez finalizados. La evaluación posterior a la ocupación (POE) brinda una oportunidad importante para revisar el uso real del edificio. Estas evaluaciones no sólo ayudan a los diseñadores y arquitectos a comprender la eficacia de sus diseños, sino que también proporcionan información sobre su impacto en la productividad y el bienestar de los usuarios.
La evaluación posterior a la ocupación es un proceso sistemático y riguroso diseñado para evaluar cómo se comportará un edificio después de haber sido ocupado durante un período de tiempo.
La evaluación posterior a la ocupación existe desde la década de 1960 y sus raíces se remontan a Escocia y Estados Unidos. Según investigaciones relevantes, el objetivo principal de la evaluación posterior a la ocupación es mejorar la productividad y el bienestar del edificio durante su uso. Las principales razones para llevar a cabo un POE incluyen: revisar la calidad de la construcción, proporcionar una base de planificación para nuevas construcciones o renovaciones y resolver problemas de ocupación como la gestión de cambios o nuevos patrones de trabajo.
Las evaluaciones posteriores a la ocupación nos brindan retroalimentación sobre cómo evaluar el éxito de nuestro ambiente de trabajo.
En el proceso de realización del POE, la retroalimentación de todas las partes interesadas es particularmente importante. Estos stakeholders incluyen empleados, clientes, profesionales de la construcción, directivos, etc. Al recopilar opiniones a través de cuestionarios, entrevistas y talleres, combinados con indicadores objetivos como el monitoreo ambiental y la medición espacial, la evaluación posterior a la ocupación puede proporcionar una observación integral del efecto arquitectónico.
El valor de POE radica en la observación específica del diseño, uso y condiciones operativas del edificio, proporcionando así una referencia para la planificación y el diseño de futuros edificios.
A medida que aumenta la conciencia ambiental, las evaluaciones posteriores a la ocupación incorporan cada vez más elementos de construcción sostenible. Muchos sistemas de certificación de edificios, como LEED y WELL, están comenzando a incorporar encuestas de usuarios en sus criterios de evaluación para garantizar que los edificios satisfagan las necesidades de los usuarios contemporáneos. Estas evaluaciones no sólo se centran en el uso de energía y agua, sino también en indicadores como la calidad del aire interior y los niveles de ruido, allanando el camino para crear un entorno de vida y de trabajo más cómodo.
A través de técnicas y métodos de evaluación posterior a la ocupación, podemos obtener una comprensión más clara de la relación entre un edificio y sus usuarios.
La evaluación posterior a la ocupación no solo es aplicable a los espacios de oficinas tradicionales, sino que también puede extenderse a diversos entornos, como escuelas, hospitales, museos y áreas residenciales. Vale la pena señalar que esta evaluación se puede realizar en cualquier momento después de que se complete el edificio, no solo durante el período inmediatamente posterior a su finalización. Desde la perspectiva del ciclo de vida del edificio, las evaluaciones posteriores a la ocupación a menudo se realizan entre seis y doce meses después de que un edificio ha sido ocupado para permitir un seguimiento continuo de la experiencia de los ocupantes.
Ya sea una escuela, un hospital o una oficina general, la evaluación posterior a la ocupación puede proporcionar información sobre el impacto del edificio en sus usuarios.
Esta evaluación generalmente la lleva a cabo un arquitecto o profesional con experiencia en ciencias sociales o consultoría laboral y, en algunos casos, se contrata a un consultor de evaluación independiente para garantizar la objetividad de los resultados de la evaluación. Además, estas evaluaciones suelen hacer referencia a los resultados de otros estudios del edificio, como auditorías energéticas, mediciones de la calidad del aire interior, etc., para proporcionar una comprensión más completa del rendimiento del edificio.
Para resumir lo anterior, la evaluación posterior a la ocupación no es solo una revisión del diseño y operación del edificio, sino también una exploración importante de la mejora del entorno de vida humano. A medida que prestemos cada vez más atención a la interacción entre edificios y usuarios, el diseño y funcionamiento de los edificios en el futuro estarán sujetos a una revisión más rigurosa y a una consideración más completa. En este caso, ¿todo edificio nuevo debería someterse a una evaluación posterior a su ocupación?