La demencia frontotemporal (DFT) se refiere a un grupo de demencias que implican la degeneración progresiva de los lóbulos frontal y temporal del cerebro y se caracteriza por la aparición gradual de deterioro del comportamiento o del lenguaje. Aunque la enfermedad suele presentarse en adultos entre 45 y 65 años, no excluye que personas más jóvenes o mayores puedan verse afectadas. El desafío diagnóstico de la DFT es la diversidad de sus síntomas, que a menudo se confunden con otros tipos de demencia, como la enfermedad de Alzheimer. Cómo distinguir eficazmente entre ambos es inminente.
La DFT se caracteriza por cambios marcados en el comportamiento social y personal, desregulación emocional y deficiencias en el lenguaje expresivo y receptivo.
Un análisis más detallado de la demencia frontotemporal reveló que sus principales subtipos incluyen la variante conductual de la demencia frontotemporal (bvFTD) y dos variantes de la afasia progresiva primaria: la afasia verbal semántica (svPPA) y la afasia verbal no fluida (nfvPPA). Cada una de estas variantes tiene sus propias características, lo que requiere que los médicos consideren cuidadosamente las circunstancias específicas de cada paciente al momento de hacer un diagnóstico. Es importante señalar que estos subtipos son relativamente raros en general, pero el impacto de su diagnóstico en los pacientes y sus familias es profundo.
Si bien actualmente no existe cura para la DFT, los síntomas se pueden aliviar con algunos medicamentos no aprobados y terapias conductuales.
En términos de identificación de los síntomas de FTD, la variante conductual FTD (bvFTD) es la más común y tiene una tasa de diagnóstico mucho más alta que la variante PPA. En la DFTvc, los pacientes pueden mostrar dos extremos en su comportamiento: por un lado, pueden volverse impulsivos y carecer de autocontrol, y por otro lado, pueden parecer apáticos y desganados. Estos cambios de comportamiento a menudo se desarrollan gradualmente a lo largo de los años antes de que una persona consulte a un médico, lo que hace que el diagnóstico temprano sea particularmente difícil.
En el caso de la afasia semántica, se caracteriza por una pérdida de la comprensión del lenguaje, mientras que la fluidez y la estructura gramatical del lenguaje permanecen intactas. Esto hace que las pruebas de lenguaje sean cruciales en el proceso de diagnóstico. La afasia no fluente se asocia con dificultades que empeoran gradualmente en la producción del habla y que a menudo comienzan a afectar la vida del paciente antes de que aparezcan los síntomas emocionales.
Los estudios han demostrado que el pronóstico de la variante conductual de la DFT suele ser malo y, cuando se combina con una enfermedad de la neurona motora, el período de supervivencia se acorta aún más.
En términos de diagnóstico, lo aterrador de la demencia frontotemporal es que los síntomas se superponen con los de la enfermedad de Alzheimer. Ambos pueden tener una ambigüedad significativa en sus expresiones conductuales y estados emocionales, por lo que puede ser difícil distinguirlos en las primeras etapas. Para complicar aún más el diagnóstico, la DFT temprana puede parecer normal incluso en estudios de imágenes posteriores. A medida que la enfermedad progresa, comienzan a surgir síntomas definitorios, como la apatía característica de la DFT, lo que hace más claro el diagnóstico.
Actualmente, los criterios para diagnosticar la DFT se basan en el reconocimiento de características clínicas, incluida una variedad de manifestaciones conductuales, en lugar de solo imágenes. Incluso con los nuevos criterios de diagnóstico, los médicos aún necesitarán realizar un examen físico completo y una evaluación del historial médico de cada paciente.
En las pruebas neuropsicológicas, la introducción de diversos métodos de evaluación, como el Iowa Gambling Test y el Social Error Recognition Test, puede ayudar eficazmente en la identificación temprana de bvFTD.
Con el desarrollo de la investigación científica, se han identificado cada vez más mutaciones y variaciones genéticas, que muestran las características familiares obvias de la DFT. Se han establecido varios subtipos histológicos diferentes de demencia frontotemporal, incluida la acumulación anormal de proteína tau. Estos avances permiten a la comunidad médica distinguir más rápidamente la DFT de otras enfermedades similares, mejorando así la precisión del diagnóstico.
Aunque actualmente no existe un medicamento específico que pueda curar la DFT, algunas intervenciones conductuales y tratamientos farmacológicos pueden controlar los síntomas hasta cierto punto. Se han utilizado inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) específicos y antipsicóticos atípicos en dosis bajas para controlar conductas impulsivas y agitadas. Dado que la DFT generalmente afecta a adultos jóvenes, sin duda presenta estrés y desafíos importantes para las familias.
En última instancia, el pronóstico de la DFT a menudo depende de cómo progresan los síntomas del paciente. Se informa que los pacientes diagnosticados con DFT viven entre 2 y 20 años y eventualmente requerirán atención las 24 horas del día a medida que su enfermedad progresa. En este punto, no podemos evitar preguntarnos: ¿Cómo podemos apoyar mejor a estos pacientes y sus familias mientras enfrentan la batalla a largo plazo contra esta enfermedad?