En una calle muy transitada, una persona se enfrenta a diversos estímulos visuales y debe interpretar rápidamente las escenas circundantes en unos segundos. Este proceso se llama percepción de la escena natural. La percepción de una escena natural se refiere al proceso mediante el cual un agente (como un ser humano) recibe e interpreta visualmente una escena de una forma natural de funcionamiento. Desde calles concurridas hasta prados abiertos y acogedoras salas de estar, estas escenas desafían nuestra atención. Este artículo explora cómo el cerebro realiza el procesamiento visual en entornos ruidosos y revela el delicado equilibrio entre distracción y concentración.
El proceso de percepción de la escena natural implica una variedad de teorías. Algunas teorías enfatizan la concentración de la atención, mientras que otras creen que la concentración no es necesaria.
Dos desacuerdos teóricos importantes con respecto a la percepción de la escena natural se refieren al papel de la atención. Algunos de los primeros modelos consideraban que la atención estaba enfocada y estos modelos normalmente incluían dos etapas de procesamiento visual. Según estos modelos, la primera etapa no requiere atención y registra características de bajo nivel, como gradientes de luz y oscuridad, movimiento y orientación de manera paralela. La segunda etapa requiere atención concentrada y se utiliza principalmente para registrar descripciones de objetos de alto nivel. Esta etapa tiene capacidad limitada y está serializada. Estos modelos están respaldados empíricamente por fenómenos como la ceguera ante la alteración, la ceguera por falta de atención y el parpadeo atencional, que indican que los cambios significativos en el entorno a menudo se pasan por alto cuando la atención visual se centra en una tarea.
Aunque los primeros modelos fueron ampliamente aceptados, a medida que avanzaba la investigación, surgió gradualmente la hipótesis de la atención requerida. Esta hipótesis desafía los primeros modelos porque las características visuales básicas de los objetos emergen automática y rápidamente durante la búsqueda visual. Otros experimentos respaldaron esta idea y demostraron que el cerebro humano es capaz de clasificar de forma rápida y precisa escenas naturales que parpadean rápidamente.
Nuestro estudio encuentra que los humanos pueden interpretar y clasificar con precisión imágenes naturales incluso con tiempos de exposición extremadamente cortos, lo que sugiere que nuestro procesamiento visual puede no depender de una atención enfocada.
Sin embargo, las investigaciones de los últimos años han vuelto a cuestionar la validez de la evidencia de que no se requiere atención. Por ejemplo, un estudio de 2011 realizado por Cohen, Álvarez y Nakayama mostró que los participantes experimentaron ceguera por falta de atención mientras realizaban tareas de seguimiento de múltiples objetos y presentaciones visuales de secuencia rápida. Descubrieron que cuando la tarea principal era lo suficientemente desafiante, la percepción de las escenas naturales de los participantes se veía significativamente afectada. Esto sugiere que las tareas utilizadas en estudios anteriores pueden no ser suficientes para captar completamente la atención.
Para la percepción de escenas naturales, los estudiosos han propuesto muchos modelos. Entre ellos, la hipótesis propuesta por Evans y Treisman en 2005 establece que los humanos pueden detectar rápidamente características independientes de categorías objetivo de manera paralela. Esta primera etapa del proceso de percepción de la escena natural forma una representación global de la escena y puede seleccionar continuamente. Vuelva a visitar los niveles anteriores para obtener un análisis más detallado.
En la primera fase, el sistema forma una representación global de la escena, incluidos los límites globales y el diseño de los objetos potenciales.
Otro modelo importante es la clasificación visual ultrarrápida, que propone un mecanismo automático de avance que puede formar representaciones de objetos de alto nivel sin atención enfocada. Este modelo respalda la idea de que muchas neuronas ya muestran un alto grado de selectividad al inicio de las respuestas visuales, lo que sugiere que es posible que no se necesiten mecanismos de retroalimentación para aumentar la selectividad de la respuesta.
La teoría del perfil de objetos neuronales propone que en una escena llena de gente, el ojo humano inicialmente selecciona un número fijo de objetos (aproximadamente cuatro), individualiza los objetos en función de su información espacial y luego codifica la información detallada de estos objetos. Esta teoría es única porque distingue entre el proceso de individuación de objetos y el proceso de reconocimiento de estos objetos, y sugiere que partes del sistema de procesamiento no requieren atención.
Las representaciones de estos objetos se pueden ampliar con el tiempo según las características y la identidad del objeto.
¿Cómo equilibran nuestros cerebros la atención al medio ambiente con los desafíos de la distracción en las concurridas calles de la vida diaria? ¿Quizás este sea un tema que debemos explorar más a fondo?