En la economía moderna, la sostenibilidad fiscal se refiere a la capacidad del gobierno para continuar manteniendo el gasto, los impuestos y otras políticas actuales sin afectar su capacidad para pagar la deuda. Este concepto es crucial para comprender cómo los gobiernos administran las finanzas públicas y sus efectos a largo plazo. Incluso dentro de diferentes modelos económicos, la definición precisa de sostenibilidad fiscal suele ser controvertida.
Actualmente, muchos países e instituciones de investigación han publicado informes sobre la sostenibilidad de las políticas fiscales, que se evalúan principalmente en función de previsiones de finanzas públicas a largo plazo.
La sostenibilidad de las finanzas públicas no sólo depende de las condiciones económicas actuales del gobierno, sino que también está directamente relacionada con los ingresos y gastos futuros esperados. Para garantizar que no se produzcan futuras crisis fiscales, los gobiernos deben anticipar posibles riesgos al planificar el gasto y los impuestos.
Un criterio común de sostenibilidad fiscal es la restricción presupuestaria intertemporal del gobierno. Este criterio establece que el nivel de deuda inicial del gobierno debe ser igual al valor presente de los superávits futuros. En otras palabras, la deuda pública debe estar respaldada por flujos de efectivo futuros, lo que implicará un crecimiento económico y un crecimiento de los ingresos tributarios futuros.
Sin embargo, muchos economistas han expresado su preocupación por el uso de la restricción presupuestaria intertemporal como definición de sostenibilidad fiscal porque este criterio es inapropiado en muchos casos.
Algunos de los principales indicadores utilizados para evaluar la sostenibilidad fiscal incluyen la llamada brecha tributaria, como la Brecha Tributaria Indefinida (ITGAP). Este indicador se utiliza principalmente para medir el grado de ajuste necesario para que las finanzas públicas vuelvan a niveles sostenibles.
La brecha fiscal indefinida significa que para cumplir con la restricción presupuestaria intertemporal, el saldo primario del gobierno debe ser superior a lo previsto en un cierto porcentaje en cada año futuro.
Estos indicadores ayudan a los responsables de la formulación de políticas a evaluar los riesgos fiscales futuros y desarrollar respuestas.
En el entorno actual, hay muchos desafíos que amenazan la sostenibilidad de las finanzas públicas, incluido el envejecimiento de la población, los desequilibrios económicos y las presiones políticas. Estos factores no sólo dificultan que el gobierno formule presupuestos, sino que también afectan el potencial de crecimiento económico futuro.
Por ejemplo, si bien un aumento en la proporción de personas mayores puede parecer un logro social a largo plazo, ejercerá una mayor presión económica sobre la clase trabajadora actual y futura.
Según las proyecciones de las Naciones Unidas, la población mundial aumentará un 40% en los próximos 40 años y la edad media aumentará 7,8 años. Esta tendencia no sólo afecta la sostenibilidad económica sino que también puede cambiar la estructura fiscal de la sociedad. El gobierno tiene que afrontar no sólo cuestiones de flujo de caja, sino también cómo gestionar eficazmente los gastos de seguridad social que requiere un número cada vez mayor de personas mayores.
La tasa de dependencia de las personas mayores es cada vez más importante a la hora de evaluar la presión sobre las personas económicamente activas, lo que está directamente relacionado con la política fiscal del gobierno.
En el proceso de formulación de la política fiscal, los factores políticos a menudo se convierten en un obstáculo importante para la sostenibilidad. La competencia entre diferentes grupos de interés puede generar incoherencia en las políticas, debilitando así la capacidad del gobierno para responder a desafíos futuros. Algunos países se ven obligados a desarrollar nuevas disciplinas fiscales después de experimentar una crisis, y ese enfoque a menudo no se basa en consideraciones prospectivas sino en una respuesta reactiva.
Desde una perspectiva histórica, los países tienen el potencial de reformar las estrategias fiscales para garantizar la sostenibilidad fiscal, lo que a menudo depende de la independencia de las agencias y la capacidad de cubrir los costos del envejecimiento en el largo plazo. Particularmente en la seguridad social y el gasto del sector público, estas reformas requieren el coraje de desafiar los intereses tradicionales y equilibrar los riesgos políticos.
Las políticas fiscales futuras deben ser más previsibles y realizar ajustes institucionales en respuesta al envejecimiento de la población y los cambios económicos. Esto se convertirá en un desafío clave para todos los países.
En resumen, las restricciones presupuestarias del gobierno afectan profundamente la sostenibilidad económica y la prosperidad futura. Cómo equilibrar las actividades fiscales con los objetivos económicos de largo plazo en el proceso de formulación de políticas será una cuestión que no se puede ignorar. ¿Podemos encontrar soluciones más efectivas a estos desafíos para garantizar la prosperidad económica futura?