A medida que los países de todo el mundo buscan el desarrollo económico, la salud de sus finanzas se ha convertido en una base importante para medir el desarrollo sostenible futuro de un país. La sostenibilidad fiscal se refiere a la capacidad de un gobierno de mantener gastos, impuestos y otras políticas adicionales a largo plazo sin poner en peligro su estabilidad fiscal y su capacidad futura de pago de deuda. Este concepto ha recibido amplia atención entre los economistas, pero distintos académicos tienen diferentes definiciones de sostenibilidad fiscal.
Muchos países e instituciones de investigación han publicado informes de evaluación para juzgar la sostenibilidad de las políticas fiscales basadas en pronósticos a largo plazo de las finanzas públicas nacionales.
Existen muchos indicadores de sostenibilidad fiscal, que normalmente se centran en la sostenibilidad de las políticas fiscales actuales y las previsiones futuras. Los indicadores comunes incluyen la deuda de un país como porcentaje del PIB, que se considera uno de los indicadores básicos de la salud de las finanzas públicas.
Indicadores clave de sostenibilidad fiscalEn primer lugar, la relación deuda/PIB es un indicador clásico y clave. Cuanto mayor sea esta relación, más dependerá un país de la deuda externa y más débil será su capacidad para soportar riesgos.
Si la relación deuda/PIB de un país es significativamente superior al 60%, puede tener un impacto negativo en el crecimiento económico y desencadenar una crisis fiscal.
Además del ratio de deuda, hay muchos otros indicadores, como por ejemplo la brecha fiscal. Este indicador mide el crecimiento tributario permanente que se debe lograr para mantener la sostenibilidad fiscal del gobierno. Por ejemplo, si el déficit de ingresos fiscales es del 5%, el gobierno necesitará revisar al alza su superávit primario basado en el PIB en un 5% cada año.
En una sociedad que envejece, la creciente tasa de dependencia de las personas mayores requiere que los gobiernos formulen políticas fiscales más sostenibles para hacer frente a los desafíos futuros.
Además, en muchos países la política fiscal está limitada por factores políticos. Los intereses políticos a menudo conducen a la implementación de políticas de corto plazo ignorando la salud fiscal a largo plazo. Además, el papel de las instituciones fiscales independientes en la prevención de las crisis fiscales es crucial, pero a menudo sólo se destaca después de una crisis.
Potencial de reformaMuchos países reconocen la necesidad de realizar reformas necesarias para garantizar la sostenibilidad fiscal. Estas reformas no deberían centrarse sólo en la estructura dietética, sino también considerar cómo utilizar la independencia institucional para reducir los riesgos a largo plazo.
Por ejemplo, aumentar la edad legal de jubilación o ajustar el monto de los beneficios de pensión son medidas importantes para enfrentar el envejecimiento de la población, que pueden causar controversia política pero son ajustes necesarios en el largo plazo.
Estas reformas deben gestionarse con cuidado para evitar fomentar el descontento social y salvaguardar la estabilidad económica. Invertir en el futuro y planificar adecuadamente hará que el país sea más adaptable al cambiante entorno económico, promoviendo así un desarrollo saludable a largo plazo.
Como hemos visto, medir la salud de las finanzas de un país no depende de un único indicador, sino que requiere una consideración integral de múltiples dimensiones. Entonces, ¿qué tipo de indicadores pueden reflejar realmente estos factores? ¿Qué sucede con la influencia mutua entre ellos? ?