En la vida diaria, a menudo realizamos acciones aparentemente simples, como verter agua o recoger objetos, pero detrás de ellas se esconden procesos fisiológicos complejos y delicadas capacidades de coordinación. A través de la coordinación mano-ojo, somos capaces de realizar estos movimientos con precisión, lo que implica cómo múltiples mecanismos fisiológicos se coordinan entre sí para que cada uno de nuestros movimientos pueda ser preciso y suave.
La coordinación del movimiento es el proceso en el que varias partes del cuerpo trabajan juntas, lo que requiere el ajuste de parámetros cinemáticos y cinemáticos para cada parte involucrada en el movimiento.
Uno de los principios básicos de la coordinación del movimiento es comprender los "grados de libertad" de nuestro cuerpo. Esto significa que cuando se trata de realizar una acción dirigida a un objetivo, nuestros cuerpos tienen muchas formas diferentes de lograr ese objetivo. Por ejemplo, cuando nos ponemos de pie o señalamos un objeto, estos movimientos no son una acción única sino que se componen de una compleja coordinación de múltiples músculos.
El famoso fisiólogo Nicola Bernstein señaló que no existe una correspondencia biunívoca entre los movimientos individuales y los patrones coordinados de neuronas y músculos.
Esto significa que cuando realizamos una acción, podemos utilizar diferentes métodos de coordinación para lograr el mismo resultado. Por lo tanto, la aplicación de la coordinación mano-ojo es particularmente importante. Pensemos en cuando tomamos una botella de agua y la vertemos en una taza. Esta acción aparentemente sencilla en realidad implica varios pasos: alcanzar la botella correctamente, configurar la mano para agarrar la botella y aplicar la fuerza de agarre adecuada. Para evitarlo, Apretando la botella, coordina tus músculos para levantar la botella y verter el agua en la taza, luego coloca la botella vacía nuevamente sobre la mesa.
Este proceso enfatiza la importancia de la coordinación mano-ojo, ya que nuestras manos y ojos deben trabajar simultáneamente, ajustándose en función de la retroalimentación de la información sensorial. A través de la información visual, nuestras manos pueden realizar las acciones requeridas con mayor precisión, lo que implica el proceso de integración multisensorial.
Cuando ambas manos trabajan juntas, las partes funcionales de ambas manos deben estar estrechamente sincronizadas, lo que sugiere que hay un "marco de coordinación" de nivel superior que opera detrás de escena.
Al caminar, la coordinación de las extremidades también es muy importante. Esto se llama "coordinación entre extremidades", que involucra el ritmo y la cinemática del movimiento. Por ejemplo, los estudios han demostrado que diferentes velocidades de marcha dan como resultado diferentes patrones de marcha que minimizan el costo energético del movimiento. Este no es sólo un proceso físico; múltiples áreas del cerebro trabajan juntas para facilitar la coordinación entre las extremidades.
Durante una operación con dos manos, el estudio encontró que las partes funcionales de cada mano a menudo están estrechamente relacionadas, lo que también sugiere que hay múltiples áreas en el cerebro que promueven conjuntamente este proceso de coordinación.
En los movimientos coordinados, la retroalimentación sensorial es a menudo indispensable, ayudando a ajustar y optimizar la ejecución de los movimientos.
Además, no se puede ignorar la coordinación dentro de las extremidades, que implica cómo coordinar los movimientos de las distintas articulaciones de las extremidades. Controlando la trayectoria y el torque de cada articulación, podemos lograr el movimiento general ideal. Numerosos estudios han demostrado que esta estrategia de control varía en función de la tarea específica, lo que refleja también la gran adaptabilidad de nuestro sistema nervioso a diferentes tareas.
La coordinación ojo-mano y la estrecha asociación con la planificación motora sugieren que nuestro sistema visual juega un papel clave al guiar nuestras manos para realizar movimientos dirigidos a objetivos.
Esto sugiere que la coordinación mano-ojo no se limita a la ejecución de movimientos, sino que refleja un proceso cognitivo más complejo.
Finalmente, ¿podemos pensar en cómo se logra toda esta coordinación de movimientos a través del aprendizaje y la adaptación? ¿Cómo pueden los humanos mejorar gradualmente su coordinación y precisión de movimientos a través de la retroalimentación y el aprendizaje continuos?