En las profundidades de la tierra, hay vidas diminutas en ambientes extremos. Esta zona, conocida como biosfera profunda, incluye lugares a varios kilómetros por debajo de la superficie del océano y hasta diez kilómetros de profundidad en los continentes, donde las temperaturas pueden alcanzar los 120°C y la presión media del agua puede superar cien veces la del nivel del mar. En un entorno tan hostil, cómo sobreviven y se reproducen los microorganismos se ha convertido en un tema importante de estudio para los científicos.
La biosfera profunda es el componente de la biosfera que incluye todas las formas de vida que existen bajo tierra. Rivaliza con la vida de la superficie y muestra una diversidad genética similar o incluso mayor. Los primeros descubrimientos se remontan a la década de 1920, cuando los científicos encontraron signos de actividad microbiana en campos petroleros, pero no fue hasta la década de 1980 que las mejoras en la ciencia y la tecnología confirmaron la independencia de estas formas de vida.
Con el avance de la tecnología de exploración profunda, los biólogos ya no dudan de la existencia de vida en las profundidades de la Tierra.
La biosfera profunda incluye no sólo arqueas y bacterias, sino también ciertas formas de vida multicelulares. La mayoría de estos microorganismos obtienen energía a través de reacciones químicas, utilizando habitualmente hidrógeno, metano y algunos sulfuros como principales fuentes de carbono y energía.
La vida profunda necesita adaptarse a presiones extremas y altas temperaturas, lo que hace que su tasa metabólica sea cientos de miles de veces más lenta que la vida en la superficie. Se especula que algunas células pueden sobrevivir miles de años sin dividirse. Estos microorganismos emplean vías metabólicas especializadas para obtener energía, como reacciones químicas redox que utilizan donadores y aceptores de electrones.
Las reacciones químicas producidas por el metabolismo microbiano proporcionan las fuentes necesarias de energía y nutrientes para la biosfera profunda.
En este mundo oscuro y frío, la biosfera profunda enfrenta muchos desafíos. Los ambientes extremos de temperatura y presión obligan a la vida a realizar cambios en el metabolismo y las estrategias de supervivencia. La presión excesiva hace que la estructura de la membrana dentro de la célula sea frágil y restringe la velocidad de las reacciones químicas. Por lo tanto, estos microorganismos deben desarrollar membranas celulares hiperbáricas para favorecer su supervivencia continua.
En ambientes profundos y carentes de luz, muchos microorganismos utilizan la síntesis química como medio de intercambio de energía. Por ejemplo, la reacción de oxidación del metano es una de las principales vías metabólicas y la energía liberada en este proceso es suficiente para sustentar la supervivencia de los microorganismos.
Con necesidades de energía extremadamente bajas, los seres vivos pueden aprovechar el reflujo de las reacciones químicas para prosperar.
La diversidad microbiana de la biosfera profunda tiene un impacto importante en el ecosistema terrestre. Hasta ahora, los científicos siguen explorando las formas de vida escondidas en estos entornos extremos. Los ecosistemas microbianos son de gran importancia para nuestra comprensión de la biología, la geología y el cambio climático de la Tierra, y pueden conducir a algunos descubrimientos inesperados en el futuro.
Con el desarrollo de la investigación científica y la tecnología, la comprensión de la humanidad sobre estas criaturas subterráneas y de las profundidades marinas seguirá profundizándose. Los científicos esperan revelar interacciones microbianas más profundas y sus posibles aplicaciones, como la remediación ambiental y la producción de bioenergía. Explorar estos entornos extremos nos ayudará a comprender la diversidad de vida en nuestro planeta e incluso especular si existen formas de vida similares en otros planetas.
En este reino desconocido de la vida, ¿podremos descubrir el misterio de la biosfera profunda?