En psicología, el viaje mental en el tiempo se refiere a la capacidad de las personas de reconstruir eventos de su pasado personal (es decir, memoria episódica) e imaginar posibles escenarios futuros (es decir, previsión episódica). Este concepto fue propuesto por dos estudiosos del campo de la psicología, Thomas Suddendorf y Michael Corballis, basándose en las investigaciones de Endel Tulving sobre la memoria episódica. El estudio de los viajes mentales en el tiempo ha atraído a académicos de muchas disciplinas, incluidos psicólogos, neurocientíficos cognitivos y filósofos. Las áreas de investigación importantes incluyen la relación entre la memoria y la previsión, la evolución de esta capacidad, su singularidad en los humanos, su desarrollo en niños pequeños, los mecanismos cerebrales detrás de ella y su posible conexión con la conciencia, el yo y el libre albedrío.
El viaje mental en el tiempo puede considerarse una especie de teatro mental, un proceso que depende de la colaboración de múltiples regiones del cerebro.
En los círculos académicos, la memoria declarativa se define como la capacidad de almacenar y recuperar información que puede articularse e incluye hechos sobre el mundo (es decir, memoria semántica), así como detalles autobiográficos de experiencias personales (es decir, memoria episódica). . Tulving propuso que la memoria episódica implica una conciencia llamada "autoconsciente", que requiere una experiencia subjetiva en primera persona. Por el contrario, la memoria semántica no requiere tal simulación mental. El viaje en el tiempo mental se refiere específicamente a este sistema "autoconsciente" y, por lo tanto, involucra principalmente la memoria episódica y la previsión episódica. Múltiples estudios han demostrado que la memoria episódica y la previsión episódica son inseparables, incluidas las similitudes en sus vías de desarrollo y las características de deterioro similares que presentan las enfermedades neuropsiquiátricas y las lesiones cerebrales, que están respaldadas por neuroimágenes.
Las investigaciones realizadas hasta la fecha sugieren que la memoria episódica y la previsión episódica son sistemas de desarrollo compartidos en el cerebro que se cree que están relacionados con la capacidad general de construcción de situaciones.
Las áreas del cerebro que detectan los viajes mentales en el tiempo han atraído mucha atención en la neuroimagen. Varios estudios de resonancia magnética funcional (fMRI) han revelado una estrecha correspondencia entre la actividad cerebral al recordar experiencias pasadas y al imaginar experiencias futuras. Estos estudios encontraron que regiones cerebrales específicas, como el hipocampo izquierdo y la corteza temporal media posterior derecha, se activaron significativamente durante la construcción de eventos pasados y futuros, lo que sugiere que juegan un papel clave en el viaje mental en el tiempo. Además, el pensamiento futuro episódico implica múltiples procesos, como la recuperación e integración de información, el procesamiento del tiempo subjetivo y el procesamiento autorreferencial.
Curiosamente, la capacidad de viajar mentalmente en el tiempo no se limita a los humanos: algunos animales también parecen poseer habilidades similares. Se han utilizado diferentes respuestas psicológicas y conductuales a corto plazo para explorar los planes futuros de los animales y sus recuerdos. Por ejemplo, se ha descubierto que las urracas de cabeza negra exhiben memoria episódica en sus comportamientos de esconder comida.El diseño de nuestro cerebro nos permite viajar mentalmente a través del tiempo, una capacidad que es quizás una de las características clave que nos hace exclusivamente humanos.
Los estudios realizados en niños muestran que el desarrollo del viaje mental en el tiempo se produce de forma gradual y que muchos de los subcomponentes mentales necesarios están presentes alrededor de los cuatro años. Estos estudios no sólo nos muestran cómo recordar el pasado, sino que también revelan cómo los niños mejoran al hablar sobre eventos futuros. A través de una serie de experimentos, los científicos han descubierto que estas habilidades y sus procesos cognitivos relacionados son importantes para dominar las relaciones interpersonales y la toma de decisiones.
Las investigaciones sobre el desarrollo temprano sugieren que, si bien los niños pueden saber más sobre eventos futuros de lo que expresan, su comportamiento puede demostrar cierta previsión.
En cuanto a la medición del viaje mental en el tiempo, implica una prueba doble de memoria episódica y previsión episódica. Se diseñaron varios estudios para probar la capacidad de recuperación de la memoria de una persona en un solo punto en el tiempo, demostrando así su precisión. Sin embargo, estas pruebas a menudo no reflejan con precisión la memoria real de las personas. Por lo tanto, en este ámbito aún es necesario mejorar aún más la precisión y la fiabilidad de las pruebas. Explorar el potencial del viaje mental en el tiempo no sólo podría enriquecer nuestra comprensión del cerebro humano, sino también abrir nuevas formas de repensar la relación entre nuestros recuerdos, nuestras vidas y el futuro.
Ante las revelaciones que aportan los viajes mentales en el tiempo, ¿ha pensado alguna vez en cómo esta capacidad moldea nuestras vidas e interacciones con el mundo exterior?