El ruido sísmico es un elemento vital en cualquier disciplina que se base en la sismología, afectando el monitoreo de terremotos, la exploración de petróleo y gas y el monitoreo de la salud estructural, entre muchos otros.
El ruido sísmico tiene muchas fuentes, entre las cuales la parte de baja frecuencia (por debajo de 1 Hz) es causada principalmente por factores naturales, especialmente el impacto de las olas del océano. En frecuencias más altas (por encima de 1 Hz), el ruido sísmico proviene principalmente de actividades humanas, como el transporte y el trabajo industrial. Por ello, a menudo estamos expuestos al ruido provocado por la vida urbana en nuestra vida diaria, ya sea en la ciudad en la que vivimos o cuando viajamos.
Estos ruidos sísmicos suelen ser más pronunciados en el rango de frecuencia de 0,1 a 0,3 Hz y son fenómenos globales que muestran interacciones de frecuencia con las olas del océano.
La presencia de ruido sísmico tiene efectos obvios sobre los edificios y otras infraestructuras. De hecho, estos ruidos se pueden utilizar para evaluar las propiedades dinámicas de baja deformación y variación en el tiempo de las estructuras de ingeniería civil. Desde puentes hasta edificios y presas, el análisis del ruido sísmico proporciona información valiosa sobre cómo se comportan estas estructuras durante terremotos u otros eventos importantes.
La tecnología que utiliza ruido sísmico ha logrado resultados notables en el monitoreo de la salud estructural, permitiendo una mejor consideración de estos factores en el diseño y mejorando la seguridad de los edificios.
En los estudios científicos de geología y geofísica, el registro del ruido sísmico se desarrolló ampliamente en la década de 1950 con la intensificación del monitoreo de las pruebas nucleares. Varios métodos propuestos por sismólogos japoneses, como la aplicación de la autocorrelación espacial (SPAC) y la frecuencia-número de onda (FK), han permitido a los científicos utilizar mejor estos ruidos para la investigación y el análisis.
Incluso durante la pandemia de COVID-19, la reducción de las actividades humanas ha provocado una disminución significativa del ruido sísmico, lo que no solo proporciona una nueva perspectiva para el monitoreo de terremotos, sino que también se convierte en un indicador indirecto del desarrollo económico.
ConclusiónLa diversidad y utilidad del ruido sísmico juega un papel importante en la vida diaria y en diversos campos científicos, desde la seguridad estructural hasta el monitoreo ambiental. De cara al futuro, ¿cómo podemos comprender y aprovechar mejor estos impactos naturales y provocados por el hombre?