Los estudios muestran que aproximadamente entre el 15% y el 30% de las consultas de atención primaria son por síntomas médicamente inexplicables.
En una gran encuesta comunitaria canadiense, los síntomas médicamente inexplicables más comunes incluyeron dolor musculoesquelético, síntomas de oído, nariz y garganta, dolor abdominal y síntomas gastrointestinales, fatiga y mareos. El término MUPS también se utiliza a menudo para referirse a síndromes cuyas causas siguen siendo controvertidas, como el síndrome de fatiga crónica, la fibromialgia, la sensibilidad química múltiple y la enfermedad de los Guerreros del Golfo. La diversidad de estos términos refleja la incertidumbre y la controversia que rodean la definición de estos síntomas, así como los esfuerzos de la comunidad médica para evitar estigmatizar a los afectados.
Actualmente, los factores de riesgo para los síndromes MUPS son complejos e incluyen tanto factores psicológicos como orgánicos. Estos síntomas suelen ir acompañados de otros síntomas físicos causados por enfermedades orgánicas, por lo que las líneas que definen ciertos síntomas como médicamente inexplicables son cada vez más difusas. En particular, las mujeres tenían significativamente más probabilidades que los hombres de ser diagnosticadas con síntomas médicamente inexplicables, y la adversidad y/o el abuso infantil, así como la muerte de un familiar cercano o una enfermedad grave, eran factores de riesgo significativos.
Muchos pacientes que presentan síntomas médicamente inexplicables también cumplen los criterios de diagnóstico de ansiedad y/o depresión, y cuanto mayor sea el número de estos síntomas informados, mayor será la probabilidad de cumplir estos criterios.
La falta de una causa conocida para los síndromes MUPS a menudo conduce a conflictos sobre el diagnóstico y el tratamiento entre médicos y pacientes. La mayoría de los médicos creen que el síndrome MUPS probablemente tiene una causa psicológica, incluso si el paciente no muestra evidencia de problemas psicológicos; muchos pacientes se niegan a pensar que sus problemas están "todos en la cabeza" y creen que su enfermedad tiene una causa física. Esto hace que el diagnóstico de MUPS a menudo sea insatisfactorio en la mente de los pacientes y puede generar tensión en la relación médico-paciente.
Por ejemplo, una revisión de 2008 de British Medical Journals señaló que los médicos deben tener cuidado de no decirles a los pacientes "no hay nada malo, porque eso claramente no es cierto". Los síntomas que experimenta un paciente son reales, incluso si su causa no está clara. . Los médicos deben esforzarse por explicar los síntomas, evitar culpar al paciente y trabajar con él para desarrollar un plan para controlar los síntomas.
Cuando se descubre la causa del síndrome de síndrome de piernas inquietas y dolorosas, la afección ya no se considera médicamente inexplicable. Antes se pensaba que ciertos casos de úlceras e indigestión eran síndrome de síndrome de piernas inquietas y urticarias, hasta que se descubrió que la causa era una infección bacteriana. Sin embargo, los pacientes que experimentan uno o más síntomas inexplicables a pesar de tener una condición médica conocida aún pueden considerarse que tienen MUPS.
Los tratamientos actuales más eficaces son terapias combinadas adaptadas a cada paciente. La mayoría de las personas con MUPS requieren psicoterapia, terapia de relajación y fisioterapia bajo supervisión médica.
Steele RE et al. propusieron un régimen de tratamiento combinado que es al menos dos veces más efectivo que cualquier otra terapia publicada actualmente. Sin embargo, la terapia cognitivo conductual (TCC) es otro enfoque de tratamiento que está bien documentado y tiene evidencia de múltiples ensayos controlados aleatorios que muestran su eficacia. Aunque los antidepresivos pueden ayudar, la evidencia actual no es concluyente.
La TCC ha demostrado ser eficaz para reducir la angustia psicológica y mejorar el estado médico de los pacientes con síndrome de piernas inquietas y dolorosas, sin embargo muchos estudios fueron de baja calidad y no había ningún grupo de control con placebo disponible. Por lo tanto, la eficacia de la TCC para ciertos trastornos mucosos y somáticos aún necesita más investigación.Otro punto sorprendente es que sigue habiendo un desacuerdo generalizado sobre las causas profundas del síndrome MUPS. Si bien muchas teorías favorecen la idea de que los MUPS se originan en la ansiedad o el estrés psicológico, existen diferentes opiniones sobre qué individuos son más susceptibles a desarrollar estos síntomas. Algunos investigadores destacan que la personalidad y los rasgos psicológicos pueden desempeñar un papel central en este proceso.
En la sociedad actual, cada vez más pacientes se enfrentan a síntomas físicos que no pueden explicarse mediante medicamentos. En estos contextos, ¿cómo podemos comprender las fuentes de estos síntomas para poder apoyar mejor a quienes los padecen?