A medida que el mundo enfrenta desafíos de seguridad alimentaria hoy en día, la diversidad de cultivos se ha convertido en un foco importante. La diversidad de cultivos, es decir, la variabilidad entre cultivos, incluidas sus características genéticas y de rendimiento, es parte de la agrobiodiversidad. En los últimos 50 años, la diversidad de cultivos ha disminuido significativamente y las variedades de cultivos se han reducido significativamente, amenazando el suministro de alimentos para una población mundial en crecimiento.
Los expertos advierten que si las tendencias actuales continúan, hasta la mitad de todas las especies de plantas están en riesgo de extinción.
Para combatir plagas y enfermedades, aumentar la resistencia a enfermedades específicas es clave para diversificar los cultivos. Cultivar una amplia gama de cultivos no solo reduce la dependencia de pesticidas químicos, sino que también mejora la salud del suelo y mejora la estabilidad del ecosistema. Las prácticas agrícolas tradicionales que aprovechan mejor las diferencias entre cultivos, como la rotación de cultivos y el barbecho, pueden reducir eficazmente la acumulación de plagas y patógenos.
En los últimos siglos, con el auge de la agricultura industrial, el cultivo de un solo cultivo (monocultivo) se ha generalizado. Aunque tales prácticas aumentan los rendimientos en el corto plazo, han provocado la pérdida de recursos genéticos de los cultivos y la reducción de la biodiversidad. En particular, la diversidad de determinadas variedades de cultivos, como las manzanas o las patatas, se ha reducido considerablemente y su resistencia a plagas y enfermedades se ha vuelto relativamente débil.
Plantar diferentes variedades de cultivos puede hacer que las granjas sean más resilientes y un medio importante para hacer frente a los desafíos futuros.
Los científicos abogan por utilizar esta diversidad de cultivos para construir sistemas de defensa ecológica. Ya en los Andes, los agricultores practicaban cultivos múltiples, cultivando hasta 50 variedades diferentes de papa en la misma parcela. Este enfoque no sólo resiste plagas y enfermedades, sino que también protege eficazmente el ecosistema del suelo y promueve el reciclaje de nutrientes.
Actualmente, muchas organizaciones alrededor del mundo participan activamente en acciones de conservación de la diversidad de cultivos, incluido el Instituto Internacional de Recursos Fitogenéticos y Biodiversity International. Estas instituciones están trabajando arduamente para establecer bancos de genes para proteger variedades de cultivos en peligro de extinción. Estas medidas de protección van más allá del registro y la custodia de semillas e incluyen brindar oportunidades a los agricultores para utilizar variedades tradicionales para mantener la estabilidad ecológica y la biodiversidad.
A menudo, muchos agricultores carecen de recursos suficientes para apoyar la diversificación de cultivos, por lo que el apoyo gubernamental y la colaboración internacional en este sentido son particularmente importantes. En este sentido, muchos países también han comenzado a tomar medidas para alentar a los agricultores a plantar una variedad de cultivos y aumentar el valor de mercado de los productos agrícolas, aumentando así los ingresos de los agricultores.
Los beneficios económicos de la diversidad de cultivos son obvios, ya que no solo reducen el riesgo de plagas y enfermedades, sino que también mejoran la competitividad de la industria en general.
Los científicos también están comenzando a explorar cómo combinar la tecnología genética con prácticas agrícolas tradicionales para promover variedades mejoradas de cultivos. Los cultivos modificados genéticamente pueden resistir más eficazmente enfermedades y cambios ambientales mediante combinaciones de genes especiales, que serán cruciales para la producción futura de alimentos.
Sin embargo, esta tecnología genética también ha provocado mucha discusión y controversia, especialmente preocupaciones sobre el impacto ambiental y la seguridad alimentaria. La aceptación por parte de los consumidores de los cultivos genéticamente modificados y los posibles riesgos ecológicos requieren la atención conjunta de la comunidad científica y los responsables de las políticas para formular regulaciones razonables.
Lo que debemos considerar es, a medida que aumenta la demanda global y crece la población, ¿cómo podemos mantener la diversidad de cultivos y al mismo tiempo lograr una producción suficiente para satisfacer las necesidades futuras?