Dado que las tasas de natalidad están disminuyendo en la mayoría de los países del mundo, Francia ha logrado contrarrestar la tendencia de las últimas décadas y servir como modelo para otros países. El éxito de Francia no es accidental, sino que se basa en políticas y medidas familiares eficaces, que no sólo proporcionan un amplio apoyo a las familias sino que también fomentan los nacimientos.
Políticas familiares legítimas, combinadas con incentivos económicos apropiados, han permitido a Francia aumentar con éxito su tasa de natalidad.
Según las estadísticas, la tasa total de fertilidad de Francia alguna vez fue inferior a 1,66 en 1994, pero con la intervención activa del gobierno, esta cifra se estabilizó en alrededor de 2,0 entre 2008 y 2015. El paquete de medidas del país se basa en dos elementos clave: las asignaciones familiares (les asignación familiar) y el coeficiente fiscal familiar (le quotient familiar). Las leyes y políticas están diseñadas para garantizar que las familias con muchos hijos disfruten del mismo nivel de vida que las familias sin hijos.
Esta promoción de políticas brinda a las familias más confianza para enfrentar la carga financiera de tener hijos. Al mismo tiempo, desde la Segunda Guerra Mundial, el énfasis de Francia en la tradición familiar exige que cada familia apoye a las familias con varios hijos, de modo que las familias con un tercer hijo puedan recibir los subsidios y exenciones fiscales correspondientes.
El sistema fiscal francés está diseñado para permitir que las familias con niños disfruten de mayores beneficios fiscales, lo que incentiva a las familias a estar más dispuestas a tener hijos.
Además de los incentivos fiscales, Francia también ofrece apoyo adicional a las familias monoparentales y de bajos ingresos para garantizar que todos los niños tengan unas oportunidades justas. En el contexto del crecimiento de la participación de las mujeres en el mercado laboral, el gobierno francés también ha lanzado servicios de licencia parental y de cuidado infantil con apoyo financiero. Esta serie de medidas ha mejorado significativamente las opciones reproductivas de las mujeres y ha mejorado su competitividad en el lugar de trabajo.
En 1994, el gobierno francés amplió aún más el subsidio educativo (l'allocation parentale d'éducation) para familias con dos hijos para promover la felicidad familiar y la participación laboral de las mujeres. Estas políticas no sólo mejoran la estabilidad económica de las familias, sino que también aumentan la confianza de las personas en la maternidad.
La implementación de diversas políticas de apoyo familiar hace que las familias francesas ya no se sientan solas a la hora de afrontar gastos como la educación y la atención médica.
Además, el sistema de seguro médico francés también cubre todos los gastos médicos relacionados con el embarazo y el parto, lo que reduce en gran medida la carga médica de las mujeres embarazadas y los recién nacidos. Por ejemplo, los gastos médicos después de los seis meses de embarazo pueden reembolsarse íntegramente a través del sistema nacional de seguridad social francés, lo que brinda a las mujeres una mayor sensación de seguridad durante el embarazo.
Para las mujeres embarazadas, Francia también ofrece licencia de maternidad obligatoria, lo que permite a más mujeres encontrar un mejor equilibrio entre el trabajo y la familia. Estas medidas han permitido a Francia mantener una tasa de natalidad relativamente alta, incluso en medio de una disminución general de las tasas de natalidad en todo el mundo.
Las medidas francesas pretenden que tener hijos ya no sea visto como una carga, sino como parte de la familia.
En comparación con otros países, en países con bajas tasas de natalidad como Japón y Corea del Sur, el caso francés muestra una tendencia clara: el apoyo económico, la igualdad de género y las políticas de seguridad social son factores clave en el aumento de las tasas de natalidad. En Francia, el papel del gobierno no es sólo formular políticas, sino también ser un participante activo en la promoción de la fertilidad y el bienestar social.
Al observar la exitosa experiencia de Francia, podemos ver que al construir una sociedad que sustenta una estructura familiar diversa, Francia no sólo revirtió la disminución de las tasas de natalidad, sino que también proporcionó un buen modelo de referencia para otros países. Entonces, en un mundo que enfrenta los actuales desafíos en materia de fertilidad, ¿podemos también aprender de estas experiencias exitosas para tratar de equilibrar la relación entre economía y población?