La cafeína está casi en todas partes en la vida diaria de las personas, desde una taza de café fragante por la mañana hasta un té por la tarde, todos pueden sentir su efecto refrescante. Sin embargo, a menudo se pasa por alto el impacto potencial del consumo excesivo de cafeína en la salud mental. Los estudios han demostrado que la cafeína no sólo puede afectar el estado psicológico, sino que también puede causar daño adicional a las personas que ya padecen una enfermedad mental.
La psicosis es un grupo de síntomas que afectan la mente, acompañados de una pérdida de la realidad. Durante un episodio psicótico, los pensamientos y las percepciones de un individuo se alteran, lo que hace imposible distinguir entre la realidad y la ficción. Este estado mental puede ser causado por una variedad de enfermedades mentales (por ejemplo, esquizofrenia, trastorno bipolar), enfermedades físicas (por ejemplo, enfermedad de Parkinson, enfermedad de Alzheimer) o ciertas sustancias (por ejemplo, estimulantes).
El consumo de cafeína y sus riesgosSegún las estadísticas, el 85% de la población estadounidense consume cafeína de alguna forma todos los días. Las fuentes comunes de cafeína incluyen café fresco, café instantáneo, té, refrescos y chocolate. Las investigaciones muestran que la ingesta media de cafeína es la siguiente:
Café preparado: porción de 100 mg/6 oz
Café instantáneo - 65 mg
Té - 40 mg
Refresco - 35 mg
Chocolate - 5 mg
La ingesta diaria promedio de cafeína de la población general es de aproximadamente 210 mg, mientras que las personas con una mayor tolerancia a la cafeína pueden consumir más de 500 mg por día. Vale la pena señalar que aproximadamente el 80% de los pacientes con esquizofrenia son fumadores diarios, lo que puede aumentar su consumo de cafeína. Para combatir el letargo o la lentitud causados por los medicamentos psicotrópicos, muchas personas con esquizofrenia optan por aumentar su consumo de cafeína.
Al mismo tiempo, algunos pacientes con esquizofrenia también tienen polidipsia, lo que hace que consuman cafeína con mayor frecuencia que las personas normales. Los estudios han demostrado que la cafeína puede exacerbar los síntomas de la esquizofrenia, como la inquietud, el insomnio, el habla incoherente y la agitación. Además, CYP1A2, una enzima clave en el metabolismo de la cafeína, también puede interactuar con una variedad de fármacos psiquiátricos, lo que requiere que los pacientes sean más cautelosos al controlar su consumo de cafeína cuando toman fármacos antipsicóticos.
Los estudios han demostrado que la ingesta de cafeína debe limitarse a menos de 250 mg por día para mantener el rendimiento cognitivo en pacientes con esquizofrenia.
Hay un informe de un hombre de 47 años que desarrolló psicosis crónica inducida por cafeína debido a la alta ingesta de cafeína. Después de reducir su consumo de cafeína, pudo lograr alivio de los síntomas en siete semanas sin necesidad de medicación antipsicótica. Para aquellos pacientes con esquizofrenia que son adictos a la cafeína, el tratamiento adecuado es reducir gradualmente la ingesta de cafeína en lugar de suspenderla abruptamente. Porque la abstinencia de algunos medicamentos puede empeorar los efectos secundarios de trastornos psiquiátricos o del estado de ánimo existentes.
Para aquellos que no tienen un trastorno psicótico pero que consumen demasiada cafeína, los médicos pueden recetar medicamentos antipsicóticos para ayudar a aliviar los efectos de la psicosis. Para las personas que ya padecen una enfermedad psicótica, es mejor limitar gradualmente el consumo de cafeína mientras continúan usando medicamentos antipsicóticos.
Ciertamente vale la pena tomar en serio los efectos de la cafeína sobre la salud mental, especialmente en nuestro mundo moderno donde es una ocurrencia común. ¿Deberíamos reexaminar nuestros hábitos de consumo de cafeína para asegurarnos de que no representen una amenaza potencial para nuestra salud mental?