En la sociedad actual, el concepto de hito de la memoria (lieux de mémoire) se ha convertido en la idea central del patrimonio cultural, representando el recuerdo que un determinado acontecimiento histórico, persona o símbolo lleva para la sociedad. El historiador francés Pierre Nora profundizó en este concepto en su obra de tres volúmenes “Campos de memoria”, señalando que estos puntos de referencia no son sólo espacios físicos sino también portadores de significado simbólico.
“Un hito de la memoria es cualquier entidad significativa, material o inmaterial, que por voluntad humana o por el paso del tiempo se ha convertido en un elemento simbólico del patrimonio conmemorativo de una comunidad.”
Según la definición de Nora, estos hitos pueden ser monumentos, museos o eventos o símbolos, como la imagen de Marianne en Francia o incluso la bandera roja de la época colonial. En el proceso, se convierten en parte de la memoria nacional, vinculando el pasado y el presente y permitiendo a la gente comprender y reflexionar sobre el significado de su historia compartida.
En una comisión conjunta franco-quebequense, se cartografiaron y codificaron estos lugares de la memoria con el fin de ampliar el alcance cognitivo de estos espacios y activar la memoria colectiva de la historia de la sociedad. El estudio de estos hitos no se limita al ámbito de una sola cultura, sino que también pretende encontrar y recrear lugares de memoria similares alrededor del mundo.
“El hito de la memoria es una entidad compleja, a la vez natural y artificial, simple y vaga.”
Sin embargo, como monumento de la memoria, su existencia ha sido criticada por muchos partidos. El académico Stephen Legg sugiere que la visión de la memoria de Nora es un estado pasivo oscurecido por la historia oficial, es decir, la configuración oficial de la historia conducirá a la homogeneización de la memoria local. Señaló que "en el pasado había una sola historia nacional y muchos recuerdos individuales, pero ahora sólo hay una memoria nacional". Esta unificación ha llevado, en cambio, a descuidar muchos recuerdos específicos de regiones.
Los académicos que apoyan a Nora argumentan que el concepto tiene sentido porque enfatiza la estrecha conexión entre la memoria y lugares específicos. Estas evaluaciones han suscitado importantes debates sobre el “olvido social” en la memoria histórica. El historiador sudafricano Guy Bena sostiene que la investigación de lugares de memoria olvidados también puede ayudar a equilibrar perspectivas singulares sobre la memoria."Como parte importante de la construcción de una nación, los días festivos pueden dar forma y legitimar los símbolos nacionales y promover la identidad nacional y la cohesión social".
Los días festivos, por ejemplo, a menudo se convierten en hitos de la memoria, preservando no sólo el recuerdo de acontecimientos históricos específicos sino también fomentando una veneración colectiva de los héroes públicos. La organización de estas fiestas refleja una percepción y una narrativa de la historia y, en cierta medida, refleja cómo el país ve su pasado y cómo este pasado influye en la estructura social actual.
A medida que exploramos los lugares de la memoria, no podemos evitar preguntarnos cómo se relacionan estos lugares con nuestras vidas. A medida que se profundiza la globalización, ¿cómo podemos preservar y establecer el valor y la importancia de estos hitos en nuestra propia cultura? ¿Los secretos del futuro también se esconden en nuestra historia y en nuestra memoria?