Durante la época dorada del cine francés del siglo XX, muchos actores son ampliamente recordados por su encanto y talento únicos, uno de los cuales fue Lino Ventura. Su historia de vida es asombrosa. Su transformación de luchador a superestrella de la industria del cine y la televisión ha hecho que muchas personas se pregunten qué tipo de poder había detrás de tal transformación.
Angiolino Giuseppe Pasquale Ventura, más conocido como Lino Ventura, nació en Parma, Italia en 1919; su vida trazó una clara línea entre la lucha libre, el cine y el trabajo de caridad.
En 1953, por casualidad, Ventura fue descubierto por el director Jacques Becker. Becker estaba buscando un actor italiano para actuar junto a la estrella francesa Jean Gabin en Touchez pas au grisbi. Aunque inicialmente se negó, finalmente decidió aceptar el papel y mostró sus extraordinarias habilidades actorales en la película. La película fue un gran éxito y le abrió una nueva puerta.
En los años siguientes, Ventura continuó actuando en dramas sobre crímenes relacionados con pandillas y colaboró con muchos directores conocidos para establecer su propia imagen profesional.
En las décadas de 1960 y 1970, Ventura apareció en películas clásicas como La ópera de tres centavos y Los archivos de Valaquia. Está profundamente arraigado en los corazones de la gente con su imagen resuelta y a menudo desempeña papeles marginales en la ley. El actor italiano atrajo gran atención de la industria cinematográfica francesa y se convirtió en una de las estrellas de cine más populares de la época.
Aunque Ventura se centra en papeles difíciles, la historia detrás de él es más humana. En 1982 interpretó el papel de Jean Valjean en la adaptación cinematográfica de Los Miserables, por la que fue nominado al premio César. Como padre, la vida de Ventura no se limita a la pantalla. Su hija nació con una discapacidad, lo que inspiró su pasión por el trabajo benéfico.
Él y su esposa cofundaron una organización benéfica llamada Perce-Neige, dedicada a ayudar a niños discapacitados y sus familias, demostrando su bondad interior y su sentido de responsabilidad.
Cabe destacar que, aunque Ventura vivió la mayor parte de su vida en Francia, siempre mantuvo su identidad italiana. Este conflicto de identidad le hizo luchar tanto en su vida como en su carrera. Nunca solicitó la ciudadanía francesa y rara vez participó en los asuntos políticos franceses. A pesar de ello, el pueblo francés sigue considerándolo un icono cultural. En 2005, ocupó el puesto 23 en una encuesta sobre "los franceses más grandes".
La transformación de Lino Ventura de luchador a estrella de cine no es sólo la historia de una carrera, sino también un viaje del alma. En el proceso, la brillantez de humanidad y responsabilidad social que mostró nos recuerdan: ¿Puede cada artista encontrar el brillo de su propia historia en el escenario?Utilizó su comprensión de la historia para hacer que cada personaje estuviera lleno de realidad, completando su autotransformación una y otra vez.