Las biopelículas, una fascinante comunidad de microorganismos, son omnipresentes en entornos naturales, industriales y hospitalarios. Estos microorganismos no son simplemente células individuales que flotan en el agua; existen como "ciudades" en miniatura que están conectadas entre sí, adheridas a ciertas superficies y envueltas en una matriz extracelular pegajosa. Esta matriz es clave para la supervivencia colaborativa de la mayoría de los microorganismos y les ayuda a adaptarse a entornos hostiles.
Las biopelículas están compuestas de polímeros extracelulares (EPS) secretados por los propios microorganismos, que incluyen componentes como azúcares, proteínas, lípidos y ADN.
El origen de la biopelícula se remonta a hace 3.300 millones de años, cuando el entorno terrestre era extremadamente hostil. Esta estructura no solo ayuda a los procariotas a sobrevivir, sino que también promueve interacciones complejas entre células. Inicialmente, estos microorganismos dependen de fuerzas de van der Waals débiles y de la hidrofobicidad para adherirse entre sí en una superficie, y luego desarrollan estructuras de adhesión más fuertes, como pili o filamentos de adhesión especializados.
El proceso de formación de biopelículas se puede dividir en varias etapas principales. El primer paso es que los microorganismos que nadan libremente se adhieran a una superficie y, con el tiempo, crecen rápidamente a través de la división celular y la adición de nuevos miembros.
Estos microbios se comunican entre sí principalmente a través de la "detección de quórum", lo que les permite coordinar su comportamiento y reproducirse juntos.
Dentro de una biopelícula, las características fisiológicas de los microorganismos son completamente diferentes a las de las células en estado planctónico. Los estudios han demostrado que la resistencia de los microorganismos en biopelículas al mundo exterior y su capacidad para resistir a los antibióticos pueden aumentar hasta 5.000 veces. Esta poderosa adaptabilidad se debe a que la matriz extracelular puede proteger eficazmente a los microorganismos dentro de la membrana de factores externos dañinos.
Al mismo tiempo, las biopelículas están en constante evolución para hacer frente a intensos desafíos ambientales. El intercambio eficaz de alimentos, la intervención del sistema inmunológico y las diversas estructuras comunitarias microscópicas permiten a estos microorganismos mostrar sorprendentes habilidades de supervivencia.
En algunos casos, los microorganismos dentro de las biopelículas pueden desarrollar resistencia a los patógenos más rápidamente, lo que los hace más robustos en ambientes extremos.
La adaptabilidad de las biopelículas les permite sobrevivir en una variedad de ambientes extremos, como altas temperaturas, salinidad o aguas con valores de pH extremos. En estos entornos, las biopelículas no sólo pueden existir de forma estable, sino también continuar los procesos metabólicos y mostrar una fuerte tolerancia a los cambios en el entorno circundante.
Por ejemplo, algunas arqueas pueden crecer en aguas subterráneas sin oxígeno, y las "fibras" en sus estructuras (como el hami) son importantes para su fijación e interacción.
Dispersión y reutilización del biofilmEl proceso de dispersión es crucial para el ciclo de vida de las biopelículas, permitiendo que las células se separen de la biopelícula original y encuentren un nuevo espacio vital. Los científicos han descubierto que ciertas enzimas, como las desoxirribonucleasas, pueden degradar eficazmente la matriz extracelular de las biopelículas y promover la dispersión de células, lo que ayuda a la formación e implantación de nuevas biopelículas.
Los microbios en proceso de dispersión mostrarán características diferentes, como la activación selectiva de genes correspondientes para mejorar sus posibilidades de supervivencia en términos de respuesta al sistema inmune y a la infección.
El biofilm no es sólo un agregado de algunos microorganismos, sino también un ecosistema con funciones complejas e interdependencia. Su diversidad y adaptabilidad desafían constantemente nuestra comprensión de las formas de vida, lo que nos impulsa a pensar qué actitudes y métodos debemos adoptar en la investigación científica, el mejor uso y la solución de los problemas relacionados cuando enfrentamos estos microorganismos.