Siempre que entramos al gimnasio o salimos a correr al aire libre, quizá nunca pensemos que detrás de esos movimientos no sólo están la fuerza física y la resistencia, sino también la maravillosa historia de nuestro corazón. ¿Cómo funciona realmente nuestro corazón durante el ejercicio? ¿Por qué se utiliza tan ampliamente una prueba llamada Protocolo Bruce para evaluar la función cardíaca y la salud física?
El Protocolo Bruce es una prueba diagnóstica estandarizada que evalúa la función y la fuerza del corazón, desarrollada originalmente por el cardiólogo estadounidense Dr. Robert A. Bruce.
El núcleo del protocolo Bruce es una prueba de ejercicio aeróbico utilizando una cinta de correr. Los sujetos tenían electrodos de electrocardiograma adheridos al pecho y caminaban en una cinta. La prueba comenzó a una velocidad de 2,74 kilómetros por hora y la pendiente se fijó en el 10%. Cada tres minutos, la velocidad y la inclinación de la cinta aumentaban hasta que los sujetos llegaron a un punto en el que ya no podían continuar. Mientras se realiza la prueba, el personal médico controlará de cerca la frecuencia cardíaca y la presión arterial para detectar posibles problemas cardíacos.
Los criterios de finalización de la prueba incluyen signos de alteración del flujo sanguíneo al corazón, latidos cardíacos irregulares, fatiga, dificultad para respirar, sibilancia y dolor en las piernas.
El protocolo Bruce se remonta a la década de 1940, cuando no existían métodos seguros y estandarizados para monitorear la función cardíaca. La prueba de maestría de dos pasos anterior podía monitorear el corazón, pero era demasiado intensa para proporcionar una evaluación efectiva para la mayoría de los pacientes. En este contexto, Bruce y sus colegas comenzaron a desarrollar la prueba de esfuerzo cardíaco y lanzaron oficialmente esta prueba de varias etapas en 1950.
La promoción de esta tecnología utilizó las máquinas de electrocardiogramas y cintas de correr eléctricas que se habían introducido en ese momento, lo que permitía a los sujetos ejercitarse fácilmente bajo diferentes cargas. Al aumentar gradualmente la velocidad y la pendiente de la cinta, la prueba de Bruce puede adaptarse ampliamente a atletas de diferentes niveles, proporcionando especialmente datos valiosos al analizar cambios en la función respiratoria y circulatoria en adultos normales y pacientes con enfermedades cardiopulmonares.
La prueba de múltiples etapas de Bruce proporciona la capacidad de detectar signos de enfermedad cardíaca, como angina de pecho o infarto de miocardio.
Con el tiempo, los investigadores han modificado aún más el protocolo Bruce para adaptarlo a pacientes con diferentes necesidades. Por ejemplo, el protocolo Bruce modificado tiene una carga de trabajo inicial menor para pacientes mayores o sedentarios, lo que permite que estos pacientes participen en la prueba y aún así obtengan resultados de evaluación confiables.
Normalmente, la puntuación de la prueba se calcula en función del tiempo necesario para completarla y se convierte en una métrica estimada de consumo máximo de oxígeno.
Además, la frecuencia cardíaca máxima (FCM) a menudo se estima basándose en "220-edad", pero este método tiene el riesgo de ser inexacto. Muchos profesionales médicos prefieren la fórmula Kavor-Year; sin embargo, estudios recientes sugieren utilizar "206,9 - (0,67 x edad)" para predecir mejor la frecuencia cardíaca máxima y el consumo de oxígeno.
Entender cómo probar y analizar adecuadamente estos datos es fundamental para cualquiera que busque mejorar su rendimiento deportivo. Los profesionales médicos que realizan estas pruebas incluyen fisioterapeutas, entrenadores deportivos y otros profesionales que no solo pueden brindar recomendaciones de ejercicio adecuadas, sino que también pueden ayudar a interpretar los resultados de las pruebas para proporcionar una comprensión más completa de la salud de una persona.
Entonces, la próxima vez que haga ejercicio, quizá quiera pensar en qué tipo de reacciones fisiológicas misteriosas se esconden detrás de cada latido del corazón.