Language
Country/Area
No result found
¡Descubrimiento impactante! ¿Por qué los psiquiatras de finales del siglo XIX consideraban la "parálisis epiléptica cerebral" como una enfermedad mental?
En la historia de la psicología, existen varios síndromes alarmantes, uno de los cuales es la parálisis epiléptica cerebral, cuya asociación con la sífilis arroja luz sobre la comprensión de la comunidad médica sobre las enfermedades mentales a finales del siglo XIX. La parálisis epiléptica cerebral, también conocida como parálisis epiléptica o parálisis sifilítica, es un trastorno neuropsiquiátrico grave causado principalmente por una infección en etapa tardía con sífilis y la posterior meningitis crónica y atrofia cerebral.
Aunque esta enfermedad es diferente de la parálisis ordinaria, a menudo se confunde con una enfermedad mental causada por un carácter morboso o una mala conducta al principio.
La parálisis epiléptica cerebral se reconoció por primera vez a principios del siglo XIX. En ese momento, la comprensión de la comunidad médica sobre las enfermedades mentales era relativamente pobre y muchos síntomas a menudo se simplificaban y se atribuían a deficiencias morales personales. Con la propagación de la sífilis, la enfermedad representaba una gran proporción de los hospitales psiquiátricos en ese momento, con aproximadamente el 25% de los pacientes diagnosticados con esta enfermedad, y esta enfermedad es más común en algunos países, especialmente en los países en desarrollo, porque la intervención médica oportuna es falta aquí.
Progresión y síntomas de la enfermedad
Los síntomas de la parálisis epiléptica cerebral generalmente no aparecen hasta 10 a 30 años después de la infección. Las primeras manifestaciones incluyen síntomas neurasténicos como fatiga, dolor de cabeza e insomnio. A medida que avanza la enfermedad, los pacientes experimentarán un deterioro del estado mental y cambios de personalidad. Los síntomas comunes incluyen pérdida de inhibición social, deterioro del juicio, deterioro severo de la atención y la memoria a corto plazo e incluso cambios de humor como euforia, manía, depresión o entumecimiento.
A medida que avanza la enfermedad, los pacientes pueden experimentar gradualmente confusión y convulsiones, lo que eventualmente conduce a una atrofia general del cuerpo y la muerte a causa de la enfermedad.
Diagnóstico y pronóstico
El diagnóstico de parálisis epiléptica cerebral requiere diferenciación de otras psicosis y demencias, típicamente con anomalía pupilar típica observada (endopupila de argán). A medida que avanza la enfermedad, los pacientes desarrollarán síntomas como reflejos musculares anormales, ataques epilépticos y pérdida de memoria. Al final, el diagnóstico se basó en el análisis del líquido cefalorraquídeo y la detección de sífilis.
Si bien un pequeño número de pacientes ha informado de alivio de los síntomas en las primeras etapas, la afección casi siempre recae en meses o años y, a medida que los síntomas empeoran, eventualmente se puede buscar la hospitalización. Debido a la complejidad de los síntomas y su incontrolabilidad, los pacientes a menudo no pueden regresar a casa y eventualmente quedan completamente paralizados y postrados en cama, con una supervivencia promedio de aproximadamente tres a cinco años antes de morir.
La historia de la parálisis epiléptica cerebral nos dice que la sífilis alguna vez fue una causa importante de enfermedad mental y los cambios cognitivos son un reflejo del progreso médico.
Historia de parálisis epiléptica cerebral
El primer caso claramente identificado de parálisis epiléptica cerebral fue en París después de las guerras napoleónicas, aunque estudios retrospectivos posteriores identificaron algunos casos similares antes. En 1822, el científico forense Antoine Boyer describió por primera vez la enfermedad como una enfermedad independiente. En la década de 1890, a medida que se reportaban más y más casos, especialmente en los hospitales psiquiátricos estadounidenses, la enfermedad se volvió más grave.
Con el desarrollo de la medicina, cada vez más investigadores han comenzado a explorar la conexión entre la sífilis y la enfermedad. En 1913, los investigadores de la época finalmente descubrieron Treponema pallidum en el tejido cerebral. Además, en 1917, Julius Wagner-Jareg descubrió un tratamiento contra la malaria que podía inhibir la progresión de la enfermedad, sentando las bases para futuros tratamientos. Con el uso generalizado de la penicilina después de la Segunda Guerra Mundial, los pacientes con parálisis epiléptica cerebral se volvieron casi curables, la enfermedad retrocedió gradualmente y los futuros pacientes podrían recuperarse por completo si se los trataba con prontitud.
Hasta la fecha, la parálisis epiléptica cerebral casi ha desaparecido fuera de los países en desarrollo. Sin embargo, esta lección histórica nos recuerda que reconocer las raíces biológicas de las enfermedades mentales puede ayudarnos a comprender mejor la complejidad y los orígenes de los problemas de salud mental actuales.
Entonces, en el contexto del rápido desarrollo tecnológico actual, ¿cómo deberíamos analizar los malentendidos pasados sobre las enfermedades mentales en la comunidad médica y aprender de ellos para mejorar los futuros tratamientos de salud mental?
