El lugar de la sífilis en la historia no es sólo como símbolo de una enfermedad infecciosa, sino que también está estrechamente vinculada a una condición neuropsiquiátrica conocida como "paresia general" o "paresia general loca". La enfermedad es causada por la sífilis en etapa avanzada, con consecuencias como meningoencefalitis crónica y atrofia cerebral, y puede resultar mortal si no se trata a tiempo. La enfermedad fue identificada por primera vez a principios del siglo XIX y originalmente fue considerada como una forma degenerada de locura. A finales de la década de 1880, se descubrió por primera vez la relación entre la parálisis general y la sífilis.
La parálisis general afecta aproximadamente al 7% de las personas infectadas con sífilis y es particularmente común en los países en desarrollo donde los recursos para el tratamiento son relativamente escasos.
Los síntomas de parálisis general suelen aparecer entre 10 y 30 años después de la infección. Los primeros síntomas incluyen fatiga, insomnio y dolores de cabeza, mientras que a medida que la enfermedad empeora, los pacientes pueden experimentar colapso mental y cambios de personalidad. Estos síntomas clásicos incluyen una disminución de la inhibición social y un deterioro gradual del juicio y de la memoria a corto plazo. Pueden experimentar cambios de humor de euforia, manía, depresión o apatía, y pueden experimentar delirios que a menudo son menos sistemáticos y más absurdos, y pueden incluir un pensamiento grandioso de gran riqueza o inmortalidad.
Una de las características de la enfermedad son los reflejos pupilares anormales (pupila de Argyle-Robertson), que posteriormente pueden derivar en disreflexia de los músculos y convulsiones.
Aunque se han registrado remisiones en el pronóstico de la enfermedad, aun así, casi todos los pacientes recaerán en el plazo de unos meses o años. La tasa de mortalidad por parálisis general alguna vez fue muy alta: representaba aproximadamente el 25% de los pacientes ingresados en hospitales psiquiátricos en esa época. Con el descubrimiento de compuestos organoarsénicos como la esvaricela y la cisteína y el uso generalizado de la penicilina, la tratabilidad de la enfermedad ha mejorado, haciendo que la parálisis general sea menos común.
En las décadas siguientes, esta psicosis sifilítica fue pasando a ser cosa del pasado.
Muchos personajes famosos a lo largo de la historia han sido víctimas de parálisis generalizada. Por ejemplo, el oficial estadounidense Randall MacKenzie, Theo van Gogh, hermano del famoso pintor Vincent van Gogh, e incluso el famoso gángster Al Capone. Sus historias no sólo revelan el vínculo entre las enfermedades infecciosas y las enfermedades mentales, sino que también reflejan la ignorancia sobre la sífilis y sus consecuencias.
Hoy en día, con el avance de la tecnología médica y la mejora de la conciencia de la sociedad sobre las enfermedades de transmisión sexual, la sífilis y la parálisis general que causa se han vuelto relativamente raras. Incluso en algunos países en desarrollo, la epidemiología de esta enfermedad está bajo control efectivo. Si bien tenemos acceso a atención médica moderna, aún debemos reflexionar sobre nuestra comprensión de los síntomas tempranos y nuestra conciencia de estas enfermedades potencialmente fatales.
¿Las lecciones detrás de la sífilis y la parálisis general nos recuerdan que debemos tratar estas enfermedades y síntomas aparentemente distantes con más seriedad?