A medida que el entorno empresarial cambia rápidamente, el desarrollo de la teoría de la gestión continúa influyendo en la mejora de la productividad y la eficiencia. Entre ellas, el taylorismo, también conocido como teoría de la gestión científica, ha estado influyendo en los círculos de gestión industrial y comercial desde finales del siglo XIX. Aunque se han propuesto muchas teorías de gestión desde la antigüedad, ¿por qué esta teoría todavía tiene lugar en la producción y la gestión actuales?
Los orígenes de la gestión científica El taylorismo fue propuesto por Frederick Winslow Taylor a principios del siglo XX. Su finalidad es mejorar la eficiencia económica, especialmente la productividad laboral, a través de procesos de análisis y síntesis científicos. Ya en la industria siderúrgica estadounidense, después de observar el desempeño laboral habitual de los trabajadores, Taylor decidió explorar cómo mejorar la eficiencia de cada proceso. En 1877 se incorporó a la Midville Steel Company y fue ascendido gradualmente a capataz. Esta experiencia le hizo comprender profundamente el impacto negativo que tiene el trabajo "militar" en la eficiencia de la producción. Principios básicos de la gestión científicaTaylor propuso que la gestión científica incluye cuatro principios fundamentales: "desarrollar una verdadera ciencia", "selección científica de trabajadores", "educación y formación científica de los trabajadores" y "cooperación entre directivos y trabajadores". La implementación de estos principios requiere no sólo asignaciones de trabajo claras para los trabajadores, sino también la provisión de condiciones y herramientas estándar para alcanzar los objetivos laborales.
“El arte de la gestión puede definirse como saber claramente lo que quieres que hagan tus trabajadores y procurar que lo hagan de la mejor manera y de la forma más económica”.
Con el paso del tiempo siguen apareciendo muchas teorías de gestión en el mundo empresarial, pero la alta eficiencia que propugna el taylorismo sigue siendo valorada por las empresas actuales. Muchos métodos modernos de gestión de operaciones, como Lean Manufacturing y Six Sigma, se derivan de los conceptos de gestión científica. Hasta el día de hoy, las empresas suelen hacer referencia a los principios de Taylor al formular estrategias de producción para reducir el desperdicio y aumentar la productividad.
La polémica del taylorismo y la respuesta sindicalAunque el taylorismo logró buenos resultados en la mejora de la eficiencia laboral, su estilo de gestión controladora también desencadenó una fuerte oposición por parte de los sindicatos. Muchos trabajadores criticaron este modelo de gestión por sacrificar su autonomía laboral, lo que genera relaciones tensas con los gerentes. En 1911, con la implementación del taylorismo, algunos sindicatos se dividieron y lanzaron protestas contra la gestión científica.
"El mayor mal de la gestión científica es que controla a los trabajadores y los priva de su soberanía sobre su trabajo".
En la actualidad, los principios de la gestión científica todavía se utilizan ampliamente en las empresas, ya sea en las industrias manufactureras o de servicios. A través del análisis preciso del tiempo de trabajo y la reorganización de procesos, muchas empresas utilizan el taylorismo para adaptarse a las demandas cambiantes del mercado. Sin embargo, con el avance de la tecnología, muchos puestos de trabajo están encaminándose hacia la automatización y la digitalización. De cara al futuro, cómo integrar la tecnología y la mano de obra en la gestión se ha convertido en un gran reto para las empresas.
No importa cómo evolucione el tiempo, si el concepto de gestión científica aún puede adaptarse a las necesidades y cambios futuros será una cuestión que todas las empresas deberán considerar cuidadosamente cuando busquen beneficios económicos.