La historia de la temporada de huracanes del Atlántico de 2004 quedará grabada para siempre en nuestras mentes, especialmente el poder destructivo y el impacto del huracán Iván. La trayectoria del huracán demostró la crueldad y magnificencia de las fuerzas naturales, y las muertes y los daños materiales que causó conmocionaron al mundo. Este pulso estacional muestra los desafíos que pueden surgir en la predicción y respuesta a los huracanes en el contexto del cambio climático.
La temporada de huracanes del Atlántico de 2004 produjo 16 ciclones tropicales, que causaron más de 3.200 muertes y más de 61.000 millones de dólares en daños.
Este año, el huracán Iván se destacó entre muchos otros huracanes. Con su asombroso poder destructivo y vientos superfuertes, se convirtió en uno de los huracanes más poderosos de la historia. Se formó durante la última semana de septiembre y demostró su energía incomparable a través de una serie de cambios de intensidad a su paso sobre las Islas Caimán, Cuba y la costa sur de los Estados Unidos. Cuando las velocidades del viento alcanzaron las 165 millas por hora (unos 266 kilómetros), se clasificó oficialmente como un huracán de categoría 5, que es casi el nivel más alto según los estándares modernos de evaluación meteorológica.
Iván causó 129 muertes y más de 26.100 millones de dólares en daños a la propiedad a su paso por el Caribe y el Golfo de México.
Este huracán es conocido por su índice de energía ciclónica acumulada (ACE) extremadamente alto.