Con el avance de la tecnología, constantemente aparecen sistemas más inteligentes en nuestras vidas, y uno de los secretos detrás de esto es el "control de circuito cerrado". Esta tecnología no sólo mejora las capacidades antiinterferentes, sino que también aumenta considerablemente la tasa de automatización. Este método recopila y utiliza información de retroalimentación para formar un control de bucle y luego ajusta el sistema para lograr el efecto deseado.
El principio básico de un sistema de control de circuito cerrado es ajustar continuamente la entrada para lograr un estado estable midiendo continuamente la salida y comparándola con la entrada objetivo.
En cuanto al concepto de control de circuito cerrado, su nombre proviene de la ruta de información en el sistema: la entrada al proceso (por ejemplo, el voltaje aplicado al motor eléctrico) tiene un efecto en la salida del proceso (por ejemplo, la velocidad o el par del motor). Estas salidas son medidas por sensores y procesadas por el controlador. El resultado, una señal de control, se "realimenta" al proceso en forma de entrada, formando un circuito cerrado.
En muchas aplicaciones, el control de bucle cerrado supera al control de bucle abierto porque puede adaptarse a entornos cambiantes e incertidumbres.
Los sistemas de control de circuito cerrado tienen varias ventajas distintas. Son altamente resistentes a perturbaciones externas (por ejemplo, efectos de rampa en el control de crucero), lo que garantiza el rendimiento incluso si el modelo no es perfecto. Además, dicho sistema presenta una menor sensibilidad a los cambios de parámetros, lo que mejora aún más el rendimiento del seguimiento de referencias.
Por ejemplo, los sistemas de control de crucero de los automóviles modernos utilizan esta tecnología. Al encontrar una pendiente, la velocidad del automóvil disminuirá debido a la gravedad, pero el sistema ajustará el acelerador a tiempo para volver a la velocidad establecida por el conductor. Este proceso es impulsado por un algoritmo de control PID (proporcional-integral-derivado).
El modo de funcionamiento de un sistema de control de bucle abierto se organiza de antemano, mientras que el sistema de control de bucle cerrado es capaz de adaptarse a la situación actual, lo que hace que el control de bucle cerrado sea más flexible y adaptable. Por ejemplo, en un sistema de control de circuito cerrado típico, la salida del sistema se devuelve al controlador a través de sensores y se compara con un valor de referencia para generar una señal de corrección para ajustar el rendimiento del sistema.
Este proceso puede garantizar que el sistema siga siendo eficiente en un entorno cambiante.
Una de las formas de controlador más comunes es el controlador PID. Calcula continuamente el error entre el punto de ajuste deseado y la variable de proceso real y ajusta la entrada en función de tres componentes: proporcional, integral y derivada. El controlador PID se considera el diseño de control de retroalimentación más importante debido a su amplia aplicación en varios sistemas de control.
Al configurar los parámetros PID, a menudo es necesario realizar ajustes repetidamente para obtener la mejor dinámica de circuito cerrado. Es posible que este proceso no requiera una comprensión clara del modelo de la planta.
Con el desarrollo de la inteligencia artificial y la tecnología de automatización, el potencial de los sistemas de control de circuito cerrado reside en la realización de aplicaciones inteligentes de alto nivel. Por ejemplo, en futuras ciudades inteligentes, los semáforos se pueden ajustar en un circuito cerrado basado en el flujo de tráfico en tiempo real para mejorar la eficiencia en el uso de las carreteras.
El control de circuito cerrado no es sólo una cuestión técnica; su desarrollo afectará nuestros futuros modelos operativos en todos los ámbitos de la vida. Quizás en un futuro cercano, los humanos y la tecnología trabajemos juntos para crear nuevas posibilidades. ¿Cómo afectará esto a nuestra forma de vivir?