El lóbulo parietal es uno de los cuatro lóbulos principales de la corteza cerebral de los mamíferos, ubicado encima del lóbulo temporal y detrás del lóbulo prefrontal y el surco central. Esta área especializada integra información de una variedad de sentidos, incluida la conciencia espacial y la navegación (propiocepción), así como el receptor primario del tacto, la corteza somatosensorial, ubicada detrás del surco central. Estudios anteriores demostraron que las principales entradas sensoriales de la piel (tacto, temperatura y receptores de dolor) se transmiten al lóbulo parietal a través del tálamo. Las estructuras neuronales apropiadas están estrechamente asociadas con la integración de estas percepciones sensoriales.
El lóbulo parietal no sólo es un centro de procesamiento sensorial, también juega un papel importante en el procesamiento del lenguaje.
Anatómicamente, el lóbulo parietal está definido por tres límites: el surco central separa el lóbulo parietal del lóbulo prefrontal; el surco parietooccipital separa el lóbulo parietal del lóbulo occipital; y el surco lateral (surco de Silvio) es el borde más lateral, separándolo del lóbulo temporal. La corteza de cada hemisferio en el lóbulo parietal representa un área de piel en el lado opuesto del cuerpo.
El lóbulo parietal tiene una amplia gama de funciones, entre ellas:
Estas funciones demuestran el papel fundamental que desempeña el lóbulo parietal en la integración de la información sensorial de todo el cuerpo.
El lóbulo parietal también juega un papel importante en el procesamiento visual-espacial. Aunque es multisensorial, los científicos de la visión a menudo se refieren a la corteza parietal posterior como la vía del “dónde” (es decir, la visión en el espacio) y la vía del “cómo” (es decir, la visión para la acción), como sugieren sus nombres. Esta corteza parietal posterior recibe información del tacto y la visión, y luego controla los movimientos de las manos, los brazos y los ojos basándose en señales motoras. Varios estudios realizados en la década de 1990 mostraron que diferentes áreas de la corteza parietal posterior de los monos representan diferentes partes del espacio.
Clínicamente, las lesiones del lóbulo parietal se caracterizan por pérdida sensorial del hemicuerpo contralateral debido a lesiones unilaterales del lóbulo parietal y "deterioro estereotáctil", que es la incapacidad de determinar formas tridimensionales mediante el tacto. Estos síntomas afectan aún más la vida diaria; por ejemplo, la agnosia izquierda-derecha puede interferir con la cognición espacial del paciente y causar dificultades con las matemáticas y la lectura.
Las lesiones del lado derecho a menudo provocan pérdida de imágenes, visualización de relaciones espaciales y descuido del lado izquierdo del cuerpo, mientras que las lesiones del lado izquierdo afectan la capacidad de hacer cálculos matemáticos, leer pasajes largos, escribir y comprender símbolos. .
El daño al lóbulo parietal no se limita a la pérdida sensorial. El daño en el lado derecho a menudo produce agnosia, o falta de conciencia de la propia discapacidad, lo que significa que la capacidad del cerebro para procesar información espacial se ve gravemente afectada y puede causar desafíos importantes en la vida diaria.
Como misterioso guardián del cerebro, ¿cómo integra el lóbulo parietal información sensorial múltiple e influye en nuestro comportamiento y cognición diarios?