Ascitis, un término traducido de la palabra griega "askos", que significa "bolsa" o "saco", es un término médico para una acumulación anormal de líquido en el abdomen. Cuando el líquido en la cavidad abdominal supera los 25 ml se diagnostica ascitis y su volumen puede llegar a veces a más de diez litros. Esta situación no sólo afecta la calidad de vida del paciente, sino que también puede ocasionar una serie de complicaciones, como la peritonitis bacteriana espontánea.
Causas de la ascitisLos síntomas de ascitis pueden incluir hinchazón abdominal, aumento de peso, malestar abdominal y dificultad para respirar. La ascitis grave puede causar distensión abdominal y aumentar el riesgo de dificultades respiratorias, principalmente porque el líquido presiona el diafragma.
En la investigación médica, la causa de la ascitis se puede rastrear hasta una variedad de enfermedades, la más común de las cuales es la cirrosis del hígado. Según datos médicos, más de la mitad de los pacientes con cirrosis desarrollarán ascitis dentro de los diez años siguientes al diagnóstico. Desde una perspectiva de mortalidad, la mitad de los pacientes que desarrollan ascitis morirán dentro de tres años. Otras causas de ascitis incluyen cáncer, insuficiencia cardíaca, tuberculosis y pancreatitis.
El proceso de diagnóstico de ascitis generalmente incluye un examen físico, una ecografía o una tomografía computarizada. Los médicos confirmarán la presencia de ascitis basándose en su historial médico y sus síntomas y luego realizarán las pruebas necesarias. Si se diagnostica ascitis de nueva aparición, a menudo se recomienda una paracentesis para analizar el líquido, lo que puede ayudar a determinar la causa subyacente.
La prueba del gradiente de albúmina sérica-ascítica (SAAG) puede aclarar la naturaleza de la ascitis. Si es superior a 1,1 g/dl, suele indicar ascitis causada por hipertensión portal. De lo contrario, se trata de ascitis no causada por hipertensión portal.
El primer paso para tratar la ascitis es identificar y tratar su causa subyacente. En los casos de ascitis leve, el tratamiento suele ser con dieta baja en sodio y diuréticos, con el objetivo de lograr una pérdida de peso diaria, debiendo vigilarse los niveles de electrolitos del paciente para prevenir complicaciones.
Si la ascitis es grave, puede ser necesaria hospitalización y paracentesis abdominal. Esta es una forma de reducir la presión en el abdomen del paciente eliminando el exceso de líquido.
A pesar de los avances en los enfoques diagnósticos y terapéuticos actuales, el tratamiento de la ascitis sigue siendo un desafío. Para los pacientes cuya enfermedad es ineficaz o difícil de controlar con medicamentos, la comunidad médica está buscando opciones de tratamiento quirúrgico más efectivas, como el trasplante de hígado o la derivación portal intrahepática transyugular (TIPS), pero estos tratamientos aún están acompañados de posibles complicaciones.
Además de encontrar tratamientos clínicos efectivos, cómo mejorar la asignación de recursos médicos para abordar las diversas complicaciones causadas por la ascitis sigue siendo un problema importante que la comunidad médica debe resolver en el futuro.
Cuando nos enfrentamos a la compleja enfermedad de la ascitis, ¿debemos tener en cuenta la salud general y el estilo de vida del paciente para controlar esta afección de forma más eficaz?