La ascitis, definida como una acumulación anormal de líquido en la cavidad abdominal, puede significar que el cuerpo se enfrenta a un problema de salud grave. En muchos casos, estas afecciones están estrechamente asociadas con la cirrosis hepática. La cirrosis, ya sea por alcoholismo, infección viral u otras causas, puede provocar dificultad en el flujo sanguíneo, provocando la formación de ascitis. Este artículo explorará las causas fundamentales de la ascitis, sus síntomas, métodos de diagnóstico y sus opciones de tratamiento, y profundizará en la relación entre cirrosis y ascitis.
Estadísticamente, más de la mitad de los pacientes con cirrosis desarrollarán ascitis dentro de los diez años posteriores al diagnóstico, y de estos pacientes, casi la mitad morirá dentro de los tres años.
La ascitis se ve con otros ojos en términos de gravedad. La ascitis leve generalmente no se nota, pero cuando la afección empeora, el abdomen se hincha y el paciente siente una incomodidad evidente. De manera sintomática, los pacientes suelen experimentar una sensación de pesadez en el abdomen y opresión en el pecho, que se debe principalmente a la acumulación de líquido que afecta el funcionamiento del diafragma. En este momento, la detección de ascitis se puede lograr mediante el examen fisiológico del médico, como el bulto abdominal visible en posición acostada o el fenómeno del "frémito fluido".
La razón principal por la que la cirrosis causa ascitis es que el flujo sanguíneo en el hígado está bloqueado, lo que a su vez provoca una alta presión en el sistema venoso porta. Es esta alta presión la que hace que el líquido se filtre desde la sangre hacia la cavidad abdominal. Además, los pacientes con cirrosis suelen tener un empeoramiento de la salud renal, lo que puede catalizar aún más la acumulación de líquido en el abdomen. Además, cuando la formación de ascitis se vuelve más grave, puede provocar complicaciones como peritonitis bacteriana espontánea porque la concentración del líquido afecta la capacidad antibacteriana del cuerpo.
Durante el diagnóstico de ascitis, los médicos realizarán análisis de sangre de rutina, incluidas pruebas de función hepática e índices de coagulación sanguínea, y a menudo recomiendan una punción lumbar para analizar el líquido en pacientes nuevos u hospitalizados.
En los casos en los que se confirma la ascitis, se suele realizar un hemograma completo y un análisis metabólico en el momento del diagnóstico. Posteriormente, si el paciente presenta un nuevo episodio o es hospitalizado, el médico puede recomendar una paracentesis para extraer una muestra de líquido ascítico para su posterior análisis. El examen del líquido puede mostrar su apariencia, contenido de proteínas y recuento de células, lo que ayuda a los médicos a determinar la causa subyacente de la ascitis.
Para el tratamiento de la ascitis, los objetivos básicos son aliviar los síntomas y prevenir la aparición de complicaciones. En pacientes con ascitis leve, suele estar disponible el tratamiento ambulatorio, que incluye una dieta baja en sodio y diuréticos. Es posible que los pacientes con ascitis grave deban ser hospitalizados para realizar una punción lumbar y una intervención médica adicional.
Durante el proceso de tratamiento, los médicos también considerarán el estado de la función renal de estos pacientes para seleccionar los diuréticos adecuados.
Debido a que los tratamientos tradicionales no pueden resolver eficazmente el problema de la ascitis a largo plazo, la comunidad médica está explorando activamente otros métodos para los pacientes que no responden a los diuréticos. Por ejemplo, se han comenzado a adoptar tecnologías como la derivación portosistémica intrahepática transcatéter (TIPS) y el trasplante de hígado. Aunque estos métodos pueden reducir los síntomas, también conllevan muchos riesgos y complicaciones, por lo que las decisiones de tratamiento deben considerarse cuidadosamente.
En general, la relación entre la cirrosis hepática y la ascitis es compleja y estrecha, y casi todos los pacientes con cirrosis hepática pueden enfrentar el problema de la ascitis. Después de comprender la formación, el diagnóstico y el tratamiento de la ascitis, ¿ha comenzado a reflexionar sobre su estado de salud y a examinar si necesita más consulta médica?