La cicatrización glial (gliosis) es un proceso celular reactivo que involucra astrogliosis y ocurre después de un daño al sistema nervioso central. Al igual que la cicatrización de otros órganos y tejidos, la cicatrización glial es el mecanismo del cuerpo para proteger e iniciar el proceso de curación. Y en el contexto de las enfermedades neurodegenerativas, se ha demostrado que la formación de cicatrices gliales tiene efectos tanto beneficiosos como perjudiciales.
La función de las cicatrices gliales es regenerar la integridad del tejido y potencialmente impedir la recuperación neuronal.
Los componentes de la cicatriz glial incluyen astrocitos reactivos, microglía, células endoteliales y fibroblastos. Los astrocitos reactivos son el principal componente celular de las cicatrices gliales. Cuando se produce una lesión, estas células sufren cambios morfológicos y aumentan la síntesis de proteína ácida fibrilar glial (GFAP). GFAP es una importante proteína de filamento intermedio que permite a los astrocitos sintetizar más estructuras citoesqueléticas y formar densas redes de fibras para llenar el espacio dejado por las neuronas muertas.
Durante este proceso, los astrocitos reactivos también secretan una variedad de moléculas bioactivas para regular la matriz extracelular, pero este fenómeno también promueve la inhibición del crecimiento nervioso. La microglia, participantes del sistema inmunológico en el sistema nervioso central, se activa rápidamente después de una lesión y secreta una variedad de citocinas y factores neurotróficos. La secreción de estos factores depende de la distancia de la microglia al sitio de la lesión. Se secretan más moléculas bioactivas.
Una de las funciones principales de las cicatrices gliales es restablecer la integridad física y química del sistema nervioso central, lo que se logra formando una barrera sobre el área lesionada. Esta barrera previene la propagación de infecciones microbianas y daño celular. Además, las cicatrices gliales pueden estimular la neovascularización para mejorar el suministro nutricional, de soporte y metabólico del tejido neural dañado.
Aunque la cicatriz glial tiene un efecto protector, también puede dificultar la regeneración nerviosa. Cuando el sistema nervioso central está dañado, los axones intentan reparar el sitio del daño y la formación de cicatrices gliales impide este proceso. Específicamente, los astrocitos forman uniones densas, que actúan como una barrera física para la regeneración axonal.
La combinación de astrocitos y la membrana basal crea un entorno químico hostil para el crecimiento axonal.
La formación de una cicatriz glial es un proceso complejo en el que varios mediadores moleculares importantes, como el factor de crecimiento transformante beta (TGF-β), desempeñan un papel importante. Estos factores aumentan rápidamente después de la lesión y promueven la gliosis y la angiogénesis. Sin embargo, el TGF-β también estimula a los astrocitos para que secreten proteínas inhibidoras del crecimiento, lo que limita aún más la capacidad de recuperación neuronal.
Al explorar cómo inhibir o reducir las cicatrices gliales, se han propuesto varias técnicas que han demostrado su eficacia. Por ejemplo, se ha demostrado que el uso de inhibidores de CDK como la olomoucina aumenta la masa 788 y reduce la cicatrización glial, promoviendo así la regeneración nerviosa. Además, la inhibición de la fosfodiesterasa 4 (PDE4) también ha demostrado tener potencial para inducir el crecimiento axonal y reducir la formación de cicatrices gliales.
La combinación de estos enfoques puede ayudar a futuros tratamientos clínicos a lograr una mejor regeneración nerviosa y recuperación funcional.
A medida que continúa la investigación, se vuelve cada vez más importante comprender la naturaleza dual de las cicatrices gliales después de una lesión neurológica. No sólo proporcionan la protección y el apoyo necesarios, sino que también pueden actuar como un obstáculo para la regeneración nerviosa. Las estrategias futuras pueden consistir en encontrar formas efectivas de modular la formación de cicatrices gliales para lograr resultados de reparación ideales. Los avances tecnológicos pueden permitirnos encontrar mejores soluciones, pero ¿dónde se encuentran todavía los nuevos desafíos?