La isla Yaxhay, ubicada en Nunavut, Canadá, es la 32ª isla más grande del mundo y la séptima más grande de Canadá. Ha recibido amplia atención por su entorno natural único y su valor arqueológico. Esta isla deshabitada no sólo es famosa por sus raros bosques fósiles, sino que también se ha convertido en un lugar popular para que los científicos estudien los glaciares debido a sus propiedades especiales.
La isla Yaxhay ha sido durante mucho tiempo un importante laboratorio para estudiar el cambio climático en el Ártico.
El Glaciar Blanco es uno de los focos de investigación sobre glaciares y es conocido por su área de 38,7 kilómetros cuadrados y su espesor de hielo extremadamente alto. El espesor del hielo aquí puede alcanzar los 400 metros y su tamaño es superado solo por el casquete de hielo de Devon entre los glaciares del mundo. El retroceso del Glaciar Blanco ha atraído una amplia atención desde el siglo XX, especialmente durante el período de enfriamiento de la Pequeña Edad del Hielo, cuando los glaciares aquí se expandieron significativamente en relación con otras áreas.
En la década de 1960, los registros de observación de los científicos del Glaciar Blanco mostraron que la morfología y los procesos del glaciar aquí eran un caso ideal para estudiar la dinámica de los glaciares del Ártico.
La velocidad de retroceso del Glaciar Blanco ha comenzado a disminuir. Este cambio proporciona datos importantes para el estudio del cambio climático.
Ya en 1955, dos geólogos del Servicio Geológico de Canadá se adentraron por primera vez en el interior de la isla de la Bahía de Yax, abriendo un nuevo capítulo en la investigación de los glaciares. Sus observaciones sobre el glaciar se convirtieron en una de las primeras fuentes de información en publicaciones científicas y todavía se citan en la actualidad.
Con el tiempo, el clima fresco del Glaciar Blanco y su estructura geológica única han proporcionado a los científicos datos importantes sobre la evolución climática que no solo ayudarán a comprender las tendencias actuales del cambio climático sino que también orientarán las investigaciones futuras.
No solo eso, la isla también tiene el manantial más frío y salado del mundo: Lost Hamer Spring. Este manantial forma una estructura de roca salada en forma de cono con una altura de 2 metros en el área occidental y central de la isla Yaxheiba. Es un sitio de simulación ideal para estudiar ambientes de planetas alienígenas y vida microbiana. Los microbios que se encuentran aquí dependen enteramente de compuestos inorgánicos, similares a los que podrían existir en Marte.
El manantial perdido Hamer se considera un análogo importante de los hábitats potenciales en Marte y sus lunas frías.
El bosque fósil de la isla Yaxbay también ha atraído una amplia atención en la comunidad científica. Las primeras especies formaron aquí un ecosistema único hace decenas de millones de años, y estos árboles antiguos, conocidos hoy en el mundo como "momificados", proporcionan información valiosa sobre el clima pasado del Ártico.
La preservación de estos fósiles permitió a los científicos comparar los genes de árboles antiguos y descubrieron que su ADN era casi idéntico al de las plantas modernas, proporcionando una base importante para el estudio de entornos antiguos. Con la profundización de las investigaciones, poco a poco han ido surgiendo cuestiones de conservación relacionadas con la zona, y muchos expertos han pedido reforzar las medidas de protección de estos fósiles y del entorno ecológico.
Aunque la ubicación geográfica especial y el entorno climático de la isla de la Bahía de Yax brindan condiciones ideales para la investigación, no se pueden ignorar las amenazas potenciales causadas por las actividades humanas. Con el aumento de turistas y el fortalecimiento de las investigaciones científicas, cómo proteger eficazmente esta preciosa tierra de hielo y nieve se ha convertido en un importante desafío que enfrenta la comunidad científica ahora y en el futuro.
La exploración e investigación de la isla de Akersheiba continúa, como si estuviera desvelando un cuadro eterno cubierto de hielo y nieve. Estos estudios no sólo revelan el funcionamiento y los cambios de los glaciares, sino que también nos recuerdan cómo el clima global está afectando a nuestro medio ambiente y cómo evolucionará en el futuro.