En nuestra salud bucal, a menudo se ignora un nervio clave: la cuerda timpánica (Chorda tympani). Este nervio no sólo es responsable de la transmisión del gusto, sino también de la función de secreción de saliva. Este artículo profundizará en la estructura y función de este nervio y revelará su papel en la salud bucal.
La cuerda timpánica es parte del nervio facial, responsable de transmitir las sensaciones gustativas en la lengua anterior y los nervios secretores parasimpáticos a la mandíbula y las glándulas salivales sublinguales. Las fibras nerviosas de la cuerda timpánica se originan en la protuberancia del tronco del encéfalo, viajan a lo largo de las estructuras intracraneales, pasan a través de los huesos temporales y el oído medio y finalmente llegan a la boca.
Las fibras nerviosas de la cuerda timpánica siguen el nervio lingual hasta los 2/3 anteriores de la lengua y el ganglio mandibular.
La cuerda timpánica es la principal responsable de la transmisión de dos tipos de fibras nerviosas. En primer lugar, hay fibras sensoriales especiales que transmiten información gustativa desde los 2/3 frontales de la lengua; en segundo lugar, hay fibras nerviosas presimpáticas que conducen al ganglio mandibular para controlar la secreción de saliva de la glándula mandibular y la glándula sublingual.
Cuando se estimulan, estas fibras nerviosas pueden hacer que los vasos sanguíneos se dilaten y aumenten el flujo sanguíneo a la lengua.
La cuerda del tímpano es uno de los tres nervios craneales implicados en el gusto. El sistema del gusto consta de complejos circuitos de retroalimentación que permiten que cada nervio inhiba las señales de otros nervios. Los estudios han demostrado que las cuerdas timpánicas responden más al cloruro de sodio y menos a la quinina y al ácido clorhídrico.
La cuerda timpánica reconoce el cloruro de sodio a través de canales sensibles de sodio aminoesteroide, y estos canales son funcionales en ratas adultas, pero no en ratones neonatos.
Cuando se extrae la cuerda timpánica, el sentido del gusto disminuye o se distorsiona, afectando los dos tercios anteriores de la lengua, mientras que el tercio posterior de la lengua (inervado por el nervio glosofaríngeo) permanece intacto. Si se extrae a una edad temprana, es difícil que las papilas gustativas asociadas se recuperen por completo. Este fenómeno indica que la plasticidad de la cuerda de la membrana timpánica no es fuerte en la primera infancia.
La lesión de la cuerda del nervio timpánico puede provocar pérdida o distorsión del gusto en los primeros 2/3 de la lengua. Cuando su función se ve afectada, las señales de otros nervios gustativos pueden volverse más pronunciadas porque se debilita el efecto inhibidor de la cuerda timpánica.
Esto muestra la importancia de la cuerda timpánica en el gusto y la salud bucal, especialmente su función inhibidora de otros nervios.
El cordón timpánico, el nervio que desempeña un papel clave en la producción y el sabor de la saliva, es sin duda el héroe oculto de la salud bucal. A medida que aumenta nuestra comprensión de los nervios de esta zona, ¿deberíamos prestar más atención a la salud de estos nervios que funcionan silenciosamente en la boca?