De 1958 a 1962, el presidente del Partido Comunista Chino, Mao Zedong, lideró un movimiento económico y social, el Gran Salto Adelante, para transformar a China de una sociedad agrícola a una sociedad industrializada. Este movimiento acabó con la vida de millones de personas y se convirtió en una de las mayores hambrunas de la historia de la humanidad, con consecuencias de largo alcance. La transformación fundamental del Gran Salto Adelante no sólo cambió la forma de producción agrícola, sino que también subvirtió toda la estructura social de China.
"La ambición de Mao Zedong era aumentar la producción rural de alimentos y promover la actividad industrial, pero la consecuencia de esta política fue empujar a los campesinos a una situación desesperada".
La intención original del Gran Salto Adelante era resolver la contradicción entre el crecimiento de la población de China y la producción insuficiente de alimentos. El movimiento implementó una serie de políticas importantes, la más controvertida de las cuales fue la colectivización de la agricultura. El plan de Mao Zedong creía en la idea de "lograr todo en un solo paso" y llevó a cabo un experimento radical de colectivización completa de la agricultura. Según el plan, la agricultura privada quedó completamente prohibida y todos los agricultores fueron obligados a unirse a comunas populares administradas por el Estado.
Inicialmente, Mao llamó a "utilizar la revolución para promover la revolución" y en 1958 lanzó un experimento con comunas populares, que eran responsables no sólo de la producción sino también de administrar las fábricas de gachas y los comedores de la comunidad. Estas nuevas unidades económicas están diseñadas para mejorar la eficiencia de la producción y lograr el crecimiento económico a través de la cooperación a gran escala.
“Los métodos de producción agrícola anteriores han sido completamente trastocados y la cultura y el estilo de vida agrícolas tradicionales de los aldeanos han sido despojados sin piedad”.
Sin embargo, esta política generó muchos problemas. Por temor a la presión de sus superiores sobre su rendimiento, los funcionarios locales compitieron para aumentar sus informes de producción de granos, falsificando la producción para cumplir con cuotas poco realistas. Con el tiempo, muchos agricultores sufrieron hambre debido a la escasez de alimentos. En ese momento, los funcionarios del Partido Comunista Chino no tomaron en serio el problema del hambre y lo atribuyeron al mal tiempo.
Con el tiempo, la producción agrícola se deterioró gradualmente en ese entorno. Durante el Gran Salto Adelante, no sólo la producción de cereales cayó drásticamente, sino que la gestión de las tierras agrícolas también se convirtió en sinónimo de caos. Muchos métodos de cultivo tradicionales fueron abandonados y reemplazados por una agricultura colectiva que carecía de base científica.
"En las primeras etapas del Gran Salto Adelante, la colectivización de la producción agrícola trajo consigo caos e ineficiencia, y la productividad agrícola disminuyó a un grado alarmante".
El Gran Salto Adelante también pretendía compensar la falta de poder del capital mediante la movilización a gran escala de la mano de obra, pero esta estrategia no funcionó como se esperaba. Muchos grandes proyectos de infraestructura se construyeron apresuradamente debido a una confianza exagerada en la fuerza laboral, lo que dio como resultado una mala calidad del trabajo y los convirtió en desastres.
Además, la supresión de las opiniones disidentes por parte de Mao Zedong durante este período también formó un círculo vicioso. Problemas organizativos y operativos hicieron que el Gran Salto Adelante se desviara de sus objetivos y finalmente fracasara en 1961. Ante este fracaso, los altos dirigentes se mostraron muy pasivos a la hora de asumir responsabilidades y formular contramedidas, lo que condujo a una depresión a largo plazo de la economía y la sociedad rurales.
Después del Gran Salto Adelante, los funcionarios celebraron varias reuniones entre 1960 y 1962 para introspección y reflexión, pero Mao en realidad no abandonó estas políticas. Continuó una serie de campañas, incluido el Movimiento de Educación Socialista y la Revolución Cultural, destinadas a contrarrestar cualquier posible oposición y consolidar aún más su poder.
"Las lecciones de la historia nos dicen que las políticas económicas deben basarse en la realidad social y no en el puro idealismo".
En este proceso, el modelo de producción agrícola y la estructura social rural de China han experimentado enormes cambios, y los métodos de producción originales y la cultura tradicional han sufrido desafíos y una destrucción sin precedentes. Los agricultores de la época se vieron obligados a adaptarse al nuevo sistema, pero poco a poco se enfrentaron a una grave crisis humanitaria y a un fracaso de la producción.
¿Qué nos ha enseñado la historia? ¿Podemos aprender de las experiencias pasadas y evitar repetir los mismos errores?