El desarrollo de la cibernética nunca se ha detenido, y el surgimiento de la cibernética de segundo orden supone un replanteamiento profundo de esta disciplina. No sólo se centra en cómo funciona el objeto observado, sino que también pone especial énfasis en la influencia del propio observador en la investigación, algo que a menudo se pasa por alto en la ciencia occidental tradicional. Esta nueva perspectiva ha impulsado a la comunidad científica a redefinir su papel en el proceso de producción de conocimiento y ha desencadenado consideraciones sobre la ética científica y la autoparticipación.
La cibernética de segundo orden, o "cibernética de la cibernética", es el proceso de aplicar reflexivamente los principios de la cibernética a uno mismo. Desarrollado por Heinz von Foerster y otros a finales de la década de 1960 y mediados de la década de 1970. Foster mencionó una vez que "el control del control y la transferencia de la transferencia" es la idea central de la cibernética de segundo orden. Define la cibernética de primer orden como "cibernética del sistema observador" y la cibernética de segundo orden como "cibernética del observador".
“Este enfoque desafía las nociones tradicionales de objetividad al hacer explícito el papel del observador”.
En la cibernética de segundo orden, los observadores y otros participantes se consideran parte del sistema y no simplemente observadores. Esto desafía la actitud objetiva de mantener la distancia en la ciencia tradicional y enfatiza la importancia de la participación. Por ejemplo, Ranulph Glanville ha sugerido que el término “observador” debería reemplazarse por “compositor” para reflejar mejor este papel activo y participativo.
Consideraciones éticasLa crítica cibernética de segundo orden de la objetividad plantea una serie de cuestiones éticas. La posición de Foster a este respecto puede describirse como una "ética de la inspiración", enfatizando la importancia de mantener opciones éticas en la acción. Esta visión ha provocado un debate más profundo sobre la responsabilidad moral, impulsando a los científicos e investigadores a considerar las consecuencias sociales al explorar sistemas complejos.
La relación entre la cibernética de primer orden y de segundo orden puede compararse con las teorías de Newton y Einstein. En algunos casos, la cibernética de primer orden todavía es aplicable y eficaz. Sin embargo, el surgimiento de la cibernética de segundo orden es una extensión de la de primer orden, centrándose más en la interactividad y la participación del sistema. Este cambio ha permitido a los investigadores ya no centrarse únicamente en la transmisión de datos, sino en el diálogo y la interacción dentro del sistema.
La influencia de la Cibernética de Segundo Orden se ha extendido a las artes creativas. En campos como los estudios teatrales y la teoría musical, muchos profesionales del arte y diseñadores están empezando a incorporar los principios de la cibernética de segundo orden en su trabajo. Entre ellos se destacaron Roy Ascott y Herbert Brün.
Con el avance de la tecnología y los cambios en la estructura social, la idea de la cibernética de segundo orden continúa evolucionando. Muchos sostienen que es necesario definir con más precisión la cibernética de tercer orden y de orden superior para que pueda integrarse mejor en contextos sociales y ecológicos más amplios. Sin embargo, el propio Forster tiene reservas sobre esta división, pues cree que la distinción entre el primer y el segundo orden debe entenderse de manera inclusiva y no exclusiva.
En este contexto, la cibernética ya no es sólo una disciplina técnica, sino un campo amplio que abarca el pensamiento social, filosófico y ético. Esto plantea un nuevo desafío a la definición de ciencia: ¿Qué tipo de respuesta obtendremos si reexaminamos la naturaleza de la ciencia?