El ascenso de TissotEn Europa Central, a finales de la década de 1930, los eslovacos se enfrentaban a una enorme presión nacional y a amenazas externas. Este fue un momento crucial en la carrera política de Tissot.
Como Checoslovaquia se vio obligada a hacer enormes concesiones después del Acuerdo de Munich, el deseo eslovaco de autonomía se extendió por toda la sociedad. Tissot aprovechó esta situación y se convirtió en un símbolo nacional a los ojos del pueblo eslovaco. En 1938, la mayor expansión de Alemania generó inquietud en países de todo el mundo debido a la recurrente situación geopolítica, especialmente con la inminente invasión alemana de Polonia.
De sacerdote a primer ministroEn marzo de 1939, Tissot, con el apoyo de Hitler de Alemania, declaró la independencia de Eslovaquia de Checoslovaquia. La medida fue inmediatamente reconocida por Alemania y Tissot fue nombrado primer ministro de Eslovaquia y se convirtió en presidente del país en octubre. Aunque su régimen carecía de una base democrática formal, aprovechó al máximo la influencia de la Iglesia Católica para guiar el pensamiento del pueblo y su énfasis en la tortura moral.
Bajo su liderazgo, el Estado eslovaco comenzó a implementar una serie de políticas raciales extremas, que llevaron al horror del exterminio de los judíos locales.
Como sacerdote, Tissot a menudo combinaba religión y nacionalismo en sus discursos. Sus discursos no sólo exhortaban a la gente a ser leal a su país, sino que también eran feroces ataques contra sus compañeros judíos, dando lugar a la atmósfera antisemita de la época. Tissot ha pedido públicamente al pueblo eslovaco que "rechace" a los judíos como parásitos y apoye su deportación a campos de concentración. Esta acción conjunta entre la Iglesia y el gobierno, como una combinación bajo un contexto histórico específico, ha influido en la evaluación que las generaciones posteriores han hecho de este período de la historia.
La mayoría de la gente criticó el régimen de Tissot como "fascismo eclesiástico", una extraña mezcla de religión, nacionalismo y autoritarismo.
Con el fin de la Segunda Guerra Mundial y la llegada de la Unión Soviética, el Estado eslovaco se disolvió en 1945 y con él la carrera política de Tissot. El recién creado gobierno checoslovaco no reconoció la legitimidad de su régimen, sin embargo, algunos nacionalistas extremistas aún celebraron su Día de la Independencia y continuaron recordando esa vergonzosa historia.
El ascenso de Jozef Tissot y la brutalidad de su reinado dejaron una profunda huella en la historia. Ante un contexto histórico tan complejo, ¿debemos repensar la relación entre política y religión y su importancia en el mundo actual?