Los procesos clave del ciclo del nitrógeno incluyen la fijación, la amonificación, la nitrificación y la desnitrificación, que juntos constituyen una red ecológica compleja y armoniosa.
El nitrógeno existe en el medio ambiente en una variedad de formas químicas, incluido el nitrógeno orgánico, el amonio (NH+4), el nitrito (NO− sup >2), nitrato (NO−3), etc. Los microorganismos desempeñan un papel vital en estos procesos, ya que actúan capturando energía o acumulando nitrógeno en la forma requerida.
La fijación de nitrógeno es el proceso de convertir el gas nitrógeno (N2) en nitratos y nitritos que pueden ser utilizados por las plantas. Este proceso puede llevarse a cabo a través de procesos naturales como la caída de rayos, procesos industriales y procesos biológicos. El nitrógeno atmosférico debe “fijarse” en una forma absorbible para que las plantas puedan utilizarlo. Aunque aproximadamente entre 5 y 10 mil millones de kilogramos de nitrógeno son fijados cada año por los rayos, la mayor parte de la fijación de nitrógeno es realizada por bacterias de vida libre o simbióticas como los rizobios.
Las plantas pueden absorber nitratos o amonio del suelo a través de sus pelos radicales. Cuando se absorbe el nitrato, primero se reduce a nitrito, luego se convierte en amonio y finalmente se sintetiza en aminoácidos, ácidos nucleicos, etc. Este proceso demuestra la relación de interdependencia entre la planta y los rizobios, proporcionando una fuente adicional de nitrógeno para la planta.
Cuando las plantas o los animales mueren o son excretados, la forma inicial de nitrógeno es orgánica. Las bacterias u hongos convierten el nitrógeno orgánico en amonio (NH+4) en un proceso llamado amonificación. Este proceso permite que el nitrógeno se recicle y reutilice dentro del ecosistema.
La nitrificación es el proceso de conversión de amonio en nitrato, que se lleva a cabo principalmente por bacterias del suelo como Nitrosomonas y Nitrobacter. La conversión de amonio es crucial porque el gas amoniaco es tóxico para las plantas y afecta su crecimiento.
La desnitrificación es el proceso de reducción de nitratos a gas nitrógeno (N2), el paso final del ciclo del nitrógeno. Este proceso ocurre principalmente en ambientes deficientes en oxígeno, como el suelo donde el agua está estancada, y lo llevan a cabo bacterias como Pseudomonas y Paracoccus.
La transformación del nitrógeno no sólo está relacionada con la productividad de los ecosistemas, sino que también afecta nuestra vida diaria y la salud humana.
Con la industrialización humana y la expansión de los fertilizantes y la agricultura vegetal, el ciclo del nitrógeno ha experimentado cambios significativos. La quema de combustibles fósiles, la aplicación de fertilizantes nitrogenados y los vertidos de aguas residuales han duplicado la cantidad de nitrógeno disponible desviado, un fenómeno que tiene impactos negativos sobre el medio ambiente y la salud. La liberación de óxidos de nitrógeno afecta la química atmosférica y puede causar lluvia ácida y otros problemas ambientales.
A medida que se intensifican el calentamiento global y la acidificación de los océanos, nuestro ciclo del nitrógeno enfrentará más desafíos. Los impactos globales en la transformación del nitrógeno, en particular los cambios en el medio marino, podrían conducir a la degradación de los ecosistemas. Además, los recursos de nitrógeno no renovables, si no se gestionan, pueden causar daños irreversibles al medio ambiente ecológico.
Lo que debemos reflexionar es: ¿cómo podemos gestionar mejor el ciclo del nitrógeno para proteger la salud humana y el desarrollo sostenible del medio ambiente natural?