El nitrógeno es uno de los elementos más importantes de la Tierra y representa el 78% de la composición atmosférica. Sin embargo, ¿por qué es difícil que las plantas utilicen directamente un nitrógeno tan abundante? Esto se debe principalmente a que el nitrógeno en la atmósfera existe en forma de gas nitrógeno (N2), que las plantas no pueden absorber. Para entender esto, debemos profundizar en el proceso del ciclo del nitrógeno, que involucra una serie de procesos biogeoquímicos como la transformación, fijación y asimilación del nitrógeno.
El ciclo del nitrógeno es un proceso complejo que involucra pasos como la fijación, asimilación, amonificación, nitrificación y desnitrificación del nitrógeno. Estos procesos ayudan a convertir el nitrógeno atmosférico en una forma que las plantas puedan utilizar y garantizar el funcionamiento saludable de los ecosistemas.
El proceso de fijación de nitrógeno consiste en convertir el gas nitrógeno (N2) en nitrato y nitrito que las plantas pueden utilizar. Este proceso lo llevan a cabo principalmente bacterias de vida libre o simbióticas, como los rizobios, que forman una relación simbiótica en las raíces de las leguminosas.
Quizás no sepa que alrededor del 30% del nitrógeno fijado se produce mediante el proceso Haber-Bosch, que es un método importante de fijación industrial de nitrógeno.
Las plantas absorben iones de nitrato y amonio del suelo y los convierten en compuestos orgánicos como aminoácidos. Especialmente en la relación simbiótica con los rizobios, las leguminosas obtienen fuentes de nitrógeno más abundantes, aumentando así el contenido de nitrógeno en suelos pobres en nitrógeno.
La amonificación es el proceso de convertir nitrógeno orgánico en radicales de amoníaco, que ocurre cuando los organismos mueren o cuando se descomponen los desechos. Luego, el amoníaco se oxida en nitrito y nitrato, un proceso llamado nitrificación, que está dominado por las bacterias del suelo.
La alta toxicidad del amoníaco (NH3) requiere que se convierta en una forma de nitrato más segura para proteger el crecimiento de las plantas.
La desnitrificación es el proceso de reducir el nitrato a nitrógeno (N2), principalmente en condiciones anóxicas. Este proceso completa el ciclo del nitrógeno y ayuda a liberar nitrógeno a la atmósfera.
Con el aumento de las actividades humanas, el ciclo del nitrógeno ha cambiado mucho. Factores como la agricultura humana, las emisiones industriales y la contaminación del tráfico han provocado un aumento del nitrógeno biodisponible. Esto no sólo cambia el equilibrio de los ecosistemas naturales, sino que también supone una amenaza para la salud humana.
De hecho, la actual eutrofización de las masas de agua provocada por el exceso de nitrógeno se ha convertido en uno de los problemas medioambientales globales.
La fertilización con nitrógeno a gran escala ha provocado una serie de problemas ecológicos, incluida la reducción de la biodiversidad y el deterioro de la salud de las plantas. Por lo tanto, si bien disfrutamos del suelo fértil que aporta el nitrógeno, también debemos considerar cómo gestionar y utilizar mejor este recurso para mantener el equilibrio ecológico.
La mayoría de las formas de nitrógeno en la atmósfera no pueden ser utilizadas directamente por las plantas. Este proceso es complejo y se ve afectado por muchos factores. Con el aumento de las actividades humanas, el ciclo del nitrógeno ha cambiado por completo, lo que ha desencadenado una serie de problemas ambientales. ¿Podemos encontrar formas efectivas de resolver estos problemas y hacer que el uso del nitrógeno sea más racional y sostenible?