El esencialismo es la idea de que un objeto posee un conjunto bien definido de propiedades que son necesarias para su identidad. Este concepto se originó en la filosofía griega antigua, especialmente en el idealismo de Platón, que cree que todas las cosas tienen una llamada "esencia", una "idea" o "forma" abstracta. Este modo de pensar todavía tiene un profundo impacto en nuestras vidas hoy y ha desencadenado muchos debates sobre identidad, género, raza y cultura.
La controversia sobre el esencialismo comenzó en la antigua Grecia, mostrando que nuestro pensamiento sobre la identidad de los objetos no es sólo una cuestión filosófica, sino también sobre la justicia social y la identidad personal.
En las Categorías de Aristóteles, propuso que todos los objetos tienen una materialidad que, como la describió George Lakoff, "es aquello que hace que una cosa sea lo que es, sin la cual no puede ser llamada para este tipo de cosas". Sin embargo, este modelo de pensamiento ha sido cuestionado en la biología y las ciencias sociales modernas, especialmente con el surgimiento de la teoría de la evolución de Darwin. Las opiniones esencialistas de la biología enfatizan la inmutabilidad temporal de las especies, lo que es contrario al consenso actual sobre la diversidad biológica y la evolución.
La visión esencialista de la biología sostiene que todas las especies son estáticas en el tiempo, pero la ciencia moderna revela que las especies son dinámicas y cambian con la influencia de la selección natural.
En los estudios de género, el esencialismo vuelve a ser cuestionado. Ciertas opiniones sostienen que hombres y mujeres son fundamentalmente diferentes, una visión que a menudo conduce a estereotipos y desigualdad social. Por ejemplo, la esencia de las mujeres a menudo se reduce a características como la flexibilidad, el cuidado o la no competencia, mientras que los hombres son vistos como racionales, competitivos o fuertes. Estas ideas están muy extendidas en la cultura popular, pero a menudo son criticadas por académicos que abogan por la igualdad de género.
En los estudios de género, el esencialismo a menudo se ve como una simplificación excesiva de la feminidad que limita la diversidad y los roles de las mujeres.
Incluso en las ciencias sociales, a menudo se cuestiona el esencialismo. El esencialismo racial, la creencia de que ciertas características biológicas o físicas tienen una influencia categórica en el carácter y las habilidades de un individuo, ha estado estrechamente asociado con muchas ideologías discriminatorias o extremistas en su popularidad pasada. Hoy en día, muchos académicos sostienen que las teorías raciales basadas en el esencialismo ya no se aplican y que la genética moderna ha redefinido nuestra comprensión de la raza.
El esencialismo en psicología se ha relacionado con los prejuicios sociales y las investigaciones han descubierto que este patrón de pensamiento puede promover la exclusividad entre grupos sociales.
Además, en la historia, el esencialismo se utiliza para describir las características esenciales de un país o cultura, y tales puntos de vista están entrelazados en el colonialismo y la crítica poscolonial. Aunque hoy en día muchos historiadores y científicos sociales rechazan los enfoques asociados con el esencialismo, algunos académicos creen que algunas perspectivas esencialistas aún pueden ser necesarias para comprender la cultura y la identidad.
En psicología, el esencialismo puede afectar nuestra comprensión del mundo social y físico. Especialmente en psicología del desarrollo, las investigaciones muestran que los niños han esencializado el pensamiento sobre las categorías de entidades biológicas desde una edad temprana, lo que los hace propensos a formar estereotipos y prejuicios durante el proceso de socialización.
La investigación psicológica muestra que, al comprender a los demás, el pensamiento esencialista puede conducir a malentendidos y discriminación entre grupos.
En última instancia, vale la pena reflexionar sobre si la idea de esencialismo sigue siendo aplicable a la sociedad contemporánea. Con el avance de la ciencia y la evolución del pensamiento social, ¿deberíamos repensar esos conceptos esenciales de reducción y explorar formas de identidad más inclusivas?