El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) ya no se considera solo un problema infantil, sino que continúa impactando las vidas de muchos adultos. El TDAH es un trastorno del desarrollo neurológico que normalmente presenta síntomas en la infancia y puede persistir durante toda la vida. Pero para muchas personas, los desafíos de la vida adulta a menudo se subestiman.
Se informa que alrededor de dos tercios de los casos de TDAH en la infancia continúan hasta la edad adulta, con síntomas que varían en gravedad, desde molestias leves hasta alteraciones en el funcionamiento diario.
Los últimos criterios de diagnóstico del DSM-5 para trastornos psiquiátricos han establecido claramente que el TDAH es "una condición del desarrollo neurológico que dura toda la vida", enfatizando que sus criterios de diagnóstico son diferentes en diferentes edades. Para los adultos, un diagnóstico de TDAH requiere la aparición de al menos cinco síntomas antes de los 12 años que interfieren con el desempeño social, académico o laboral de una persona.
Las manifestaciones del TDAH se pueden dividir en tres tipos:
Especialmente entre los adultos, el trastorno por déficit de atención primario es la forma más común, y aproximadamente el 45 % de los adultos cumplen los criterios de diagnóstico para esta categoría.
Los síntomas de las personas con TDAH pueden incluir incapacidad para iniciar y completar tareas, olvidos, dificultad para concentrarse y tardanzas persistentes.
El proceso de diagnóstico del TDAH suele ser complejo. Un profesional médico debe realizar una entrevista estructurada integral para recopilar los síntomas del paciente y su historia infantil para determinar la idoneidad de un diagnóstico de TDAH. También se obtiene información adicional de familiares cercanos y amigos del paciente para proporcionar una imagen más clara de la condición del paciente.
El hecho de que muchos adultos no sean diagnosticados con TDAH puede estar relacionado con una variedad de factores, incluido el conocimiento insuficiente entre los proveedores de atención médica y el estigma social. Muchos médicos pueden ignorar los síntomas del TDAH en adultos por temor a un diagnóstico erróneo.
Aproximadamente el 80% de los adultos con TDAH tienen otros problemas de salud mental, como depresión y ansiedad, lo que dificulta el diagnóstico.
El TDAH plantea importantes desafíos para la vida adulta. Muchos adultos experimentan dificultades en el trabajo, completan las tareas a tiempo, se comunican eficazmente con sus colegas y, a menudo, tienen dificultades incluso cuando hacen planes sencillos. Estos problemas no sólo afectan su desempeño profesional sino también su vida social y su salud mental.
La regulación de las emociones es un aspecto clave del TDAH, y muchos adultos informan problemas como baja tolerancia a la frustración, irritabilidad y arrebatos emocionales negativos. Las dificultades en la regulación de las emociones parecen ser más persistentes en todos los grupos de edad y afectan particularmente la vida diaria en los adultos.
Aunque la regulación afectiva no figura como un síntoma central en el DSM-5, se considera una de las manifestaciones importantes de los pacientes con TDAH.
El tratamiento eficaz del TDAH a menudo requiere una combinación de estrategias. Esto puede incluir psicoeducación, intervenciones conductuales (como la terapia cognitivo-conductual) y medicación. Para los adultos, el uso de psicoestimulantes, como las anfetaminas, se considera la forma de tratamiento más eficaz.
El TDAH no es una afección que se resuelve naturalmente con la edad, pero puede ser un desafío para toda la vida. Una mayor conciencia y comprensión del TDAH puede ayudar a mejorar la calidad de vida de los adultos y garantizar que reciban el apoyo necesario. ¿Y cómo puede la sociedad comprender mejor este problema y brindar apoyo a los adultos necesitados?