El aprendizaje autorregulado (SRL) es un área de autorregulación más estrechamente relacionada con los objetivos educativos. Se refiere en términos generales al proceso de aprendizaje guiado por la metacognición (pensar en el propio pensamiento), la acción estratégica (planificar, monitorear y evaluar el propio progreso) y la motivación para aprender. Los estudiantes autorregulados “monitorean, dirigen y regulan las acciones hacia los objetivos de adquirir conocimientos, ampliar la experiencia y la superación personal”. En particular, los estudiantes autorregulados tienen una comprensión clara de sus fortalezas y debilidades académicas y son capaces de aplicar una variedad de estrategias para resolver los desafíos que plantean las tareas académicas diarias.
Los estudiantes autorregulados creen en la sabiduría incremental y atribuyen el éxito o el fracaso a factores que están bajo su control, incluido el esfuerzo en una tarea y el uso eficaz de estrategias.
Estos estudiantes disfrutan de los desafíos, practican el aprendizaje, desarrollan una comprensión profunda de la materia y trabajan duro para tener éxito académico. Estas características pueden explicar por qué los estudiantes autorregulados suelen exhibir altos niveles de autoeficacia. En la literatura sobre psicología educativa, los investigadores han vinculado estas características con el éxito dentro y fuera de la escuela. Los estudiantes autorregulados tienen éxito porque son capaces de controlar su entorno de aprendizaje y lograr sus objetivos de aprendizaje guiando y regulando sus acciones.
El proceso de aprendizaje autorregulado se puede dividir en tres etapas de aprendizaje diferentes: la primera etapa es el aprendizaje inicial, la segunda etapa consiste en resolver los problemas encontrados en el proceso de aprendizaje y la tercera etapa consiste en intentar enseñar a otros. Esta habilidad es especialmente importante en entornos de aprendizaje alternativos, especialmente en cursos en línea.
La autorregulación desempeña un papel importante en el éxito del aprendizaje de los estudiantes, especialmente en lo que respecta a las diferencias en la autorregulación entre los estudiantes universitarios de primera y segunda generación para el aprendizaje en línea.
En términos de nivel de comodidad al usar computadoras, los estudiantes de primera generación reportaron habilidades de autorregulación significativamente más bajas que los estudiantes de segunda generación. En cuanto a las diferentes estrategias de autorregulación, entre ellas las técnicas de escritura privada, como la escritura libre y el diario, siguen infravaloradas en la enseñanza de la escritura académica. Estas técnicas a menudo se consideran pre-escritura y se critican por no teorizar adecuadamente sus implicaciones en la práctica social.
Durante esta transición, los estudiantes de primer año enfrentan el desafío de nuevas estrategias de aprendizaje a partir de las cuales desarrollan estrategias de autorregulación que son fundamentales para su rendimiento académico. Los investigadores creen que los foros de discusión grupal son una forma importante de compartir estrategias de aprendizaje, y las percepciones de los estudiantes sobre las resúmenes son cada vez más valoradas. Las investigaciones muestran que los estudiantes desarrollan habilidades de análisis crítico a medida que utilizan la exploración organizacional y de contenido en sus estudios, lo cual es fundamental para el éxito académico.
El aprendizaje autorregulado puede mejorar los resultados del aprendizaje, especialmente entre los estudiantes universitarios de primera y segunda generación, y es una oportunidad esencial para el éxito académico.
Según la investigación de Winne y Hadwin, el proceso de autorregulación se puede dividir en cuatro etapas flexibles, que incluyen la identificación de tareas, el establecimiento y planificación de objetivos, la implementación y el ajuste. Durante estas etapas, los estudiantes recopilan información sobre la tarea, personalizan sus percepciones, establecen metas y planifican cómo completar la tarea. Luego, los estudiantes implementan su plan diseñado utilizando varias estrategias de aprendizaje y, finalmente, realizan autoevaluaciones para mejorar el desempeño del aprendizaje futuro.
Sin embargo, el aprendizaje autorregulado no es sólo un requisito de capacidad para cada estudiante, sino que también está estrechamente relacionado con su entorno de aprendizaje, cognición social y otros factores. Zheng Mi et al. señalaron que la autoobservación, el autojuicio y la autorreacción son las tres características centrales del aprendizaje autorregulado. La capacidad de evaluar con precisión el progreso del aprendizaje y ajustar los planes de acción de forma colectiva contribuye a la capacidad del alumno para autorregularse.
Los estudiantes profesionales autorregulados exhiben fuertes tendencias hacia el control interno, que es fundamental para el rendimiento académico.
Actualmente, muchos educadores buscan aplicaciones prácticas sobre cómo implementar el aprendizaje autorregulado en el aula y han identificado varias áreas clave que incluyen la enseñanza de la literatura, el compromiso cognitivo y la autoevaluación. Al implementar la enseñanza recíproca, las tareas abiertas y el aprendizaje basado en proyectos, los profesores pueden ayudar a los estudiantes a desarrollar las habilidades que necesitan para ser estudiantes autorregulados.
La importancia de comprender y aplicar estas estrategias, entonces, es fundamental para el éxito académico de los estudiantes. En el aula, los estudiantes necesitan practicar estas estrategias de manera práctica antes de que puedan convertirse verdaderamente en estudiantes independientes.
Este estudio destaca los desafíos de desarrollar marcos para el aprendizaje autorregulado en diversos contextos de aprendizaje. Frente a diversos factores que influyen, ¿cómo pueden los estudiantes adoptar estrategias efectivas para mejorar los resultados del aprendizaje?