En la constelación del Fénix, a más de 8.600 millones de años luz de la Tierra, los científicos han descubierto un asombroso cuerpo celeste: el Cúmulo del Fénix y el agujero negro supermasivo en su centro. Este cúmulo es conocido por su enorme masa y su sorprendente emisión de rayos X, lo que ha suscitado muchas preguntas en la comunidad científica sobre el proceso de formación y expansión de los agujeros negros.
El cúmulo Fénix tiene una masa de aproximadamente 2×1015 masas solares, lo que lo convierte en uno de los cúmulos de galaxias más pesados conocidos.
El cúmulo Fénix fue descubierto por primera vez en 2010 por el Telescopio del Polo Sur en la Antártida durante un estudio que utilizó el efecto Sunyaev–Zel'dovich. El cúmulo es uno de los más brillantes en la categoría de rayos X, y su radiación de rayos X excede la de cualquier otro cúmulo de galaxias conocido, lo que lo convierte en un objeto de gran valor científico.
Descubrimiento del cúmulo FénixEl cúmulo Fénix, identificado por su número de catálogo numérico SPT-CL J2344-4243, fue descubierto originalmente como resultado de un extenso estudio. El descubrimiento de este cúmulo reveló su incomparable brillo en rayos X, convirtiéndose en un estándar de referencia para otros cúmulos de galaxias. Por otra parte, la galaxia central de tipo cuásar, Phoenix A, está estrechamente relacionada con el descubrimiento de este cúmulo y se ha convertido en un objetivo clave para investigaciones posteriores.
Debido a las características extremas del Cúmulo Fénix, este cúmulo se ha convertido en el foco de investigación de muchos académicos. Según las últimas investigaciones observacionales, la tasa de enfriamiento del Cúmulo Fénix es de aproximadamente 3.280 masas solares por año, lo que se considera una de las tasas de enfriamiento más altas observadas actualmente en un cúmulo de galaxias. Estos hallazgos desafían la comprensión de los científicos sobre otros cúmulos de galaxias y plantean preguntas sin respuesta, como por ejemplo si esas tasas de enfriamiento conducen a la formación o muerte de galaxias.
En el cúmulo Fénix, la tasa de formación estelar de la galaxia Fénix A alcanza 740 masas solares por año, lo que es mucho mayor que la de nuestra Vía Láctea.
Desde que se propuso el concepto de agujeros negros, los científicos han estado tratando de comprender estos objetos extremos en el universo. Se cree que el agujero negro supermasivo en el centro del cúmulo Fénix es el impulsor clave de su actividad, impulsando la actividad en el centro de la galaxia. Utilizando técnicas de simulación avanzadas, el equipo de investigación dedujo que la masa de este agujero negro es de 100 mil millones de masas solares, o incluso más, lo que probablemente lo convierte en uno de los agujeros negros más pesados del universo observable.
Esta masa hace que el agujero negro central de Fénix A sea 24.100 veces más masivo que el agujero negro situado en el centro de la Vía Láctea (Sagitario A*), e incluso el doble de masivo que la Galaxia del Triángulo.
El descubrimiento de este agujero negro supermasivo no sólo nos hace repensar nuestra comprensión de la formación y evolución de los agujeros negros, sino que también permite a los científicos comenzar a explorar misterios más profundos del universo. La importante influencia de los agujeros negros, la existencia de flujos de enfriamiento y su conexión con la formación de galaxias nos brindan direcciones de investigación y preguntas completamente nuevas.
A medida que la investigación sobre el Cúmulo Fénix continúa profundizándose, los científicos están ansiosos por descubrir más los secretos del universo inteligente. Sin embargo, ¿significa esto que nuestra comprensión del universo está a punto de ser reescrita significativamente otra vez?