La terapia de rehidratación oral (TRO) es una terapia de reemplazo de líquidos que se usa para prevenir y tratar la deshidratación, especialmente en el caso de diarrea. Esta terapia se logra principalmente bebiendo agua con la cantidad adecuada de azúcar y sal, que contiene electrolitos importantes como sodio y potasio. Según las investigaciones, la terapia de rehidratación oral puede reducir significativamente el riesgo de muerte por diarrea, incluso hasta en un 93%. Estos datos provocaron una preocupación generalizada sobre la terapia de rehidratación oral.
Se ha demostrado que el uso de la terapia de rehidratación oral reduce la mortalidad por diarrea en niños y se utiliza en una variedad de entornos de atención médica.
La terapia de rehidratación oral se remonta a la década de 1940, cuando esta solución de electrolitos se desarrolló empíricamente para su uso principalmente en pacientes leves o convalecientes. Sin embargo, la terapia de rehidratación oral no se utilizó ampliamente para el tratamiento de deshidratación y mantenimiento hasta la década de 1960, porque los científicos descubrieron que la glucosa ayudaba a promover la absorción de sodio y agua, lo que hacía que esta terapia fuera más efectiva. Hoy en día, la terapia de rehidratación oral está incluida en la lista de medicamentos esenciales de la Organización Mundial de la Salud, lo que demuestra su importancia para la salud pública.
Según múltiples ensayos clínicos, la terapia de rehidratación oral puede reducir la tasa de mortalidad por diarrea al 93%. Los estudios de casos en países en desarrollo también han demostrado una asociación entre un mayor uso de sales de rehidratación oral (SRO) y una reducción de la mortalidad. Incluso en casos de deshidratación leve a moderada, la terapia de rehidratación oral sigue siendo la primera opción de tratamiento, mientras que los pacientes con deshidratación grave deben buscar ayuda médica profesional y rehidratación intravenosa inmediata.
Cuando se implementa correctamente, la terapia de rehidratación oral puede reponer eficazmente los líquidos y electrolitos del cuerpo antes de que los síntomas empeoren.
Aunque la terapia de rehidratación oral tiene muchas ventajas, existen circunstancias en las que se debe suspender su uso, como los vómitos persistentes. Los expertos recomiendan en este caso hacer una pausa de 10 minutos y luego retomar su uso lentamente. Para bebés y niños pequeños, se recomienda utilizar un gotero o una jeringa al suministrar líquidos, mientras que para niños mayores y adultos se deben utilizar sorbos lentos. También se debe continuar la lactancia materna durante el tratamiento.
Cuando los paquetes de sal de rehidratación oral son insuficientes, la Organización Mundial de la Salud y UNICEF recomiendan preparar soluciones de rehidratación oral en casa. Según estimaciones, la fórmula básica es una proporción de azúcar y sal de 1:1, pero la solución casera debe usarse con precaución porque su estabilidad y efecto son diferentes a los de la fórmula oficial. Las soluciones de rehidratación oral preparadas comercialmente también se venden en forma líquida o en polvo para facilitar su uso en el hogar.
La viabilidad de utilizar regímenes caseros aún requiere más estudios, pero en situaciones de emergencia cualquier suplementación adecuada de electrolitos debería ser una prioridad.
Hoy en día, la terapia de rehidratación oral se utiliza a menudo junto con suplementos de zinc, especialmente en niños menores de 5 años, para acortar eficazmente la duración de la diarrea. Además, volver a una dieta normal lo antes posible es crucial para acelerar la recuperación del organismo. Los expertos recomiendan que se den comidas pequeñas y frecuentes para garantizar que el cuerpo del niño pueda reajustarse a las necesidades nutricionales normales.
La eficacia de la terapia de rehidratación oral y su flexibilidad la convierten en un método importante para controlar la deshidratación, ya sea en un entorno de atención médica o en el hogar. Sin embargo, ¿realmente estamos aprovechando al máximo esta solución sencilla y eficaz para salvar vidas, o existen alternativas más seguras y eficaces?