Con la llegada de la era digital, la adicción a Internet ha recibido cada vez más atención, especialmente entre las generaciones más jóvenes, donde se ha convertido en un fenómeno común. Según encuestas, cada vez son más los jóvenes que sufren múltiples problemas en sus estudios académicos, salud mental y relaciones sociales debido al uso excesivo de redes sociales, juegos online, etc. Ante estos problemas, no podemos evitar preguntarnos: ¿qué es exactamente lo que hace que sea tan fácil para los jóvenes caer en el atolladero de la adicción a Internet?
La adicción a Internet es un uso compulsivo de Internet que, si se prolonga durante demasiado tiempo, puede provocar un deterioro del funcionamiento individual.El trastorno de adicción a Internet (TAI) se refiere al deterioro de las funciones vitales de las personas causado por el uso de Internet, especialmente el uso prolongado de las redes sociales. Según las investigaciones, los jóvenes son especialmente vulnerables y su rendimiento académico a menudo se ve afectado por su adicción a Internet. Por ejemplo, algunos estudiantes sacrifican el sueño al estar constantemente revisando sus teléfonos durante la noche, lo que a la larga conduce a más ansiedad e insomnio.
Aunque el DSM-5 de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría y el CIE-11 de la Organización Mundial de la Salud no consideran oficialmente el uso excesivo de Internet como una enfermedad mental, algunas conductas específicas de adicción a Internet, como la adicción a los juegos, se han incluido en el CIE-11. El debate en este ámbito es si la adicción a Internet debe considerarse una condición clínica separada o simplemente una manifestación de un trastorno psiquiátrico subyacente. La inconsistencia en esta definición complica el desarrollo de recomendaciones basadas en evidencia en esta área. Muchos investigadores han propuesto diversos modelos teóricos para explicar los factores que conducen a la adicción a Internet. Después de más de dos décadas de investigación, el modelo cognitivo-conductual ha sido ampliamente utilizado para explicar la adicción a Internet. Sin embargo, nuevos modelos desarrollados en los últimos años, como el modelo de Interacción Individual-Afectivo-Cognitivo-Ejecutivo (I-PACE), se están incorporando paulatinamente a la investigación clínica.El uso excesivo de Internet, especialmente la dependencia de las redes sociales, tiene un impacto significativo en la salud mental.
"Existe una fuerte correlación entre el uso de las redes sociales y las tasas de suicidio entre adolescentes", afirman los expertos en salud mental.
En 2020, el documental "El dilema de las redes sociales" despertó una fuerte preocupación pública sobre la adicción a las redes sociales, y muchos expertos en salud mental y ex empleados de empresas de redes sociales expresaron su preocupación por la naturaleza adictiva de los usuarios de las redes sociales. Por ejemplo, cuando los usuarios no han iniciado sesión en Facebook durante mucho tiempo, la plataforma los atraerá nuevamente a través de notificaciones de cambios, lo que hará que sea difícil para ellos mantenerse alejados de las redes sociales.
Además, los estudios muestran que la prevalencia de la adicción a Internet ha ido aumentando desde el brote de COVID-19. El estrés y la soledad provocados por el aislamiento forzado han provocado que muchas personas utilicen excesivamente Internet para buscar alivio y comunicación. Estudios recientes han señalado un fuerte vínculo entre este comportamiento y problemas de salud mental.
La adicción a Internet a largo plazo puede provocar desapego emocional y deterioro social, lo que tiene un grave impacto en los adolescentes.
Además del malestar psicológico, los adictos a Internet a menudo experimentan problemas físicos reales, como un sistema inmunológico debilitado, insomnio y fatiga visual. Diferentes formas de adicción a Internet también pueden tener un impacto grave en la vida social de una persona. Por ejemplo, el uso excesivo de las redes sociales a menudo conduce a la interrupción de las relaciones de la vida real, lo que hace que los jóvenes prefieran la comunicación en línea e ignoren la comunicación cara a cara. interacciones faciales.
Tampoco podemos ignorar el papel de los padres. Se ha demostrado que una buena comunicación entre padres e hijos reduce significativamente el riesgo de que los jóvenes desarrollen adicción a Internet. Los resultados del estudio muestran que los niños que se comunican frecuentemente con sus padres son más capaces de autorregularse ante las tentaciones online y evitar la adicción.
Sin embargo, muchos adolescentes optan por sumergirse en el mundo virtual en línea en ausencia de apoyo social, lo que no sólo no resuelve su soledad interior, sino que puede empeorar el problema. ¿Cómo podemos equilibrar el uso de Internet con la vida real? Necesitamos más debate y comprensión.