Entre muchos tipos de cáncer, el linfoma indolente se caracteriza por su crecimiento lento, lo que dificulta que muchos pacientes lo detecten durante el diagnóstico inicial. Este grupo de linfomas no Hodgkin (LNH) incluye subtipos comunes como el linfoma folicular, el linfoma cutáneo de células T y el linfoma de la zona marginal. La enfermedad afecta principalmente a personas mayores y, aunque progresa lentamente, los pacientes pueden correr riesgo de empeoramiento de la enfermedad si no se trata oportunamente.
El linfoma indolente a menudo se presenta como ganglios linfáticos agrandados e indoloros y está estrechamente relacionado con factores como la edad, la infección y los antecedentes familiares.
Cuando los pacientes desarrollan ganglios linfáticos inflamados, generalmente están en el cuello, las axilas o la ingle y a menudo no están acompañados de dolor. En algunas personas, los ganglios linfáticos inflamados pueden permanecer ocultos en el pecho o el abdomen hasta que se vuelven muy grandes y causan síntomas como tos o dolor abdominal. Otros síntomas posibles incluyen fiebre inexplicable y pérdida de peso inesperada.
Factores de riesgoEl riesgo de desarrollar linfoma indolente aumenta con la edad. Aunque la enfermedad puede presentarse a cualquier edad, afecta principalmente a personas mayores, con una baja incidencia en menores de 40 años y siendo extremadamente rara en niños.
Las personas que reciben un diagnóstico de VIH tienen un riesgo ligeramente mayor de desarrollar linfomas indolentes en comparación con la población general. En el caso de los pacientes a quienes se les ha diagnosticado una enfermedad característica del SIDA, el riesgo aumenta a 14 veces.
Un historial de linfoma no Hodgkin o una neoplasia hematológica en la familia inmediata o una infección con hepatitis C se asocia con un mayor riesgo de linfoma indolente. Además, un índice de masa corporal (IMC) más alto, trabajar como pintor con aerosol y un estilo de vida sedentario se asociaron con un mayor riesgo de linfoma folicular.
A través de estos factores de riesgo potenciales, la comunidad médica continúa dilucidando las causas del linfoma indolente.
El linfoma folicular es el linfoma indolente más frecuente. Aproximadamente el 85% de los casos presentan una translocación cromosómica t(14;18), que se caracteriza por la afectación de los ganglios linfáticos y la médula ósea.
Linfoma cutáneo de células TEste linfoma se origina a partir de células T y, en su forma más común, es una enfermedad fúngica cuyo diagnóstico a menudo se retrasa debido a su presentación clínica variable.
Se trata de un linfoma heterogéneo de células B que surge de la zona marginal del tejido linfoide y representa entre el 5 y el 10 % de todos los LNH.
Para las personas con enfermedad en etapa temprana, la radioterapia suele ser efectiva. Pero para los pacientes en etapa avanzada, tratamientos como la terapia con anticuerpos monoclonales, la quimioterapia y otras terapias innovadoras son las principales opciones.
El tratamiento por sí solo no garantiza necesariamente la cura, y muchos pacientes aún enfrentan el desafío de no poder curarse completamente.
Aunque la tasa de supervivencia general del linfoma indolente es relativamente alta y muchos pacientes pueden vivir más de diez años, debido a los diferentes pronósticos de los distintos subtipos, aún es necesario explorar más a fondo si se puede curar en el futuro. En el caso de los pacientes jóvenes, en particular, la detección y la intervención tempranas serán especialmente importantes.
En este contexto, ¿podemos identificar y comprender mejor a este potencial “asesino silencioso”?