La hidropesía fetal, o hidropesía fetal, es una afección que se desarrolla en el feto y se caracteriza por acumulación de líquido o hinchazón en al menos dos cavidades fetales. Esta afección puede tener efectos graves sobre el crecimiento y desarrollo fetal, pero sus causas y mecanismos suelen ser desconcertantes.
Existen muchas manifestaciones de edema, que pueden afectar la piel de la frente, el tórax (derrame pleural), el pericardio (derrame pericárdico) y el abdomen (ascitis) del feto. Estos síntomas son causados por una insuficiencia cardíaca temprana debido a la incapacidad del corazón fetal para satisfacer la demanda, generalmente un flujo sanguíneo anormalmente alto.
El edema suele ser una manifestación del tejido subcutáneo del feto e incluso puede provocar un aborto espontáneo en algunos casos.
El hedes fetalis suele ser el resultado de una anemia fetal. En este caso, el corazón del feto necesita aumentar el suministro de sangre para proporcionar suficiente oxígeno. Esta anemia puede deberse a causas inmunes o no inmunes.
La enfermedad Rh (eritroblastosis fetal) es el único factor inmunológico que causa el edema. Cuando hay diferencias en los antígenos Rh entre la madre embarazada y el feto (por ejemplo, la madre es Rh negativa y el feto es Rh positivo), el sistema inmunológico de la madre producirá anticuerpos contra los glóbulos rojos del feto, provocando la disolución de los glóbulos rojos y, en última instancia, provocando anemia grave.
El impacto de la enfermedad Rh se debe al ataque de la madre a los glóbulos rojos Rh positivos del feto, lo que provoca la descomposición de los glóbulos rojos del feto y produce anemia hemolítica.
Las causas del edema no inmunológico son diversas y pueden incluir tumores fetales, defectos cardíacos, síndrome de injerto gemelo, etc. Todos estos factores pueden aumentar las demandas de gasto cardíaco, provocando insuficiencia cardíaca y el correspondiente edema.
Muchas enfermedades y condiciones pueden causar edema, incluyendo: anemia, arritmia, infección fetal, etc.
El diagnóstico de hidropesía fetal se basa principalmente en un examen de ultrasonido. El diagnóstico se confirma mediante ecografía si se encuentra exceso de líquido sérico en al menos una cavidad, acompañado de edema cutáneo (más de 5 mm de espesor).
El tratamiento del edema depende de su causa y de la etapa del embarazo. Para los fetos con anemia grave, es posible que se necesiten transfusiones de sangre en el útero para aumentar la supervivencia del feto antes del parto. En el caso de problemas cardíacos, como la arritmia, la afección puede mejorar mediante la medicación de la madre.
En algunos casos, la hidropesía fetal se puede tratar con intervención médica, como el drenaje de líquido intrauterino, para reducir la presión sobre el feto.
Aunque ahora hay muchas opciones de tratamiento disponibles, hay muchos factores a considerar, incluida la condición específica del feto, la salud de la madre y cuántas semanas de embarazo tiene. Además, la medicina moderna también está comprometida con la prevención de dichas afecciones, reduciendo así la incidencia de la enfermedad Rh y el edema relacionado.
Sin embargo, a medida que avanza la tecnología médica, la pregunta sigue siendo: ¿qué podemos hacer para identificar de antemano y controlar eficazmente estas afecciones cuando vuelvan a ocurrir?