La hipersexualidad es una condición médica que provoca que quienes la padecen experimenten una excitación sexual no deseada o excesiva, lo que puede afectar su salud y su vida diaria.
Muchos sociólogos y médicos todavía están explorando cómo incorporar este comportamiento al diagnóstico clínico. En el pasado, condiciones similares en las mujeres se llamaban "ninfomanía" y en los hombres "maníaco sexual". Los expertos médicos creen que la hipersexualidad puede ser una condición aislada o un síntoma de otros problemas psicológicos, como el trastorno bipolar, el daño cerebral o la enfermedad de Alzheimer.
No hay consenso entre los expertos sobre las causas de la hipersexualidad. Algunos estudios sugieren que ciertas condiciones pueden estar relacionadas con los cambios fisiológicos o bioquímicos que acompañan a la enfermedad de Alzheimer y pueden conducir a una capacidad reducida para inhibir conductas no deseadas. La presencia de necesidades psicológicas también añade complejidad a las explicaciones biológicas; por ejemplo, se cree que las áreas laterales y frontales del cerebro están involucradas en la regulación del deseo sexual.
Una lesión cerebral, un accidente cerebrovascular o una lobotomía pueden provocar la aparición de hipersexualidad, lo que hace que algunos pacientes muestren conductas sexuales socialmente inapropiadas.
Además, la fisiología de la hipersexualidad también ha atraído la atención científica. Algunos estudios sugieren que la testosterona es necesaria pero no suficiente para el deseo sexual. Además, la pérdida de contacto físico constante y la pérdida de memoria reciente también se consideran factores contribuyentes potenciales, especialmente en pacientes de edad avanzada con demencia.
La conducta hipersexual a menudo se presenta como síntoma de una variedad de trastornos psiquiátricos o neurológicos. Por ejemplo, los pacientes con trastorno límite de la personalidad (TLP) muestran una marcada impulsividad y agresividad sexual, y los síntomas comunes del trastorno incluyen promiscuidad sexual, obsesiones sexuales y comportamiento hipersexual. Además, el impulso sexual de las personas con trastorno bipolar puede cambiar drásticamente con sus cambios de humor.
La distinción entre hipersexualidad y adicción al sexo a menudo es borrosa, pero ambas comparten características comunes de impulsos y comportamientos sexuales incontrolables.
Más tarde surgieron preocupaciones sobre el riesgo de enfermedades virales. El estudio mostró que el 27,5% de los individuos afectados habían contraído una infección de transmisión sexual (ITS) a través de la hipersexualidad. Esto hace que la hipersexualidad no sólo sea una amenaza para la salud del individuo, sino que también daña gravemente sus relaciones.
El primer paso para tratar la conducta hipersexual es ayudar al individuo a controlar sus impulsos. Hay una variedad de opciones de tratamiento disponibles, incluida la terapia cognitiva conductual, la terapia psicodinámica y la medicación. En algunos casos, los proveedores de atención médica pueden recomendar unirse a un grupo de autoayuda como Adictos al Sexo Anónimos (SAA).
Los expertos coinciden en que una evaluación exhaustiva para comprender el historial médico del paciente, su historial psicológico y cualquier condición comórbida es esencial para desarrollar un plan de tratamiento eficaz. Los métodos incluyen terapia individual, terapia de pareja y terapia de grupo.Un enfoque de tratamiento de múltiples capas ayuda a abordar diferentes patrones de comportamiento y posibles condiciones comórbidas.