La manía unipolar es una forma especial de trastorno bipolar en el que el paciente experimenta únicamente episodios maníacos sin síntomas depresivos. Las características asociadas con la depresión a menudo se caracterizan por bajones prolongados, disminución de energía y pensamientos suicidas, mientras que los episodios maníacos se caracterizan por pensamientos acelerados, disminución de la necesidad de dormir y agitación psicomotora. Ya en el siglo XIX, el concepto de trastorno bipolar fue propuesto por primera vez por Baylakir, Fallet y Grinzinger; sin embargo, el psiquiatra alemán Emil Kraepelin fue el primero en establecer la clasificación del trastorno maníaco-depresivo. Y, finalmente, se introdujo el término trastorno bipolar. El término "manía cíclica" fue utilizado por primera vez por Kraepelin en 1889 para describir a pacientes que tenían episodios frecuentes de manía sin depresión.
Aunque el trastorno unipolar no está reconocido como un trastorno independiente en el DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición, de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría), las investigaciones sugieren que el trastorno unipolar es similar al trastorno bipolar. Existen diferencias significativas entre ellos. Los pacientes con manía unipolar tienen menos probabilidades de tener características depresivas, cambios de humor, alucinaciones, trastornos de ansiedad comórbidos y pensamientos o intentos de suicidio; sin embargo, tienen más probabilidades de experimentar delirios, presentar trastornos formales del pensamiento y haber consumido drogas (p. ej., marihuana). ) y anfetaminas) y, más comúnmente, un estado de ánimo elevado y persistente. Cabe destacar que los pacientes con manía unipolar también tienen más probabilidades de tener episodios acompañados de características psicóticas.Con el tiempo, el diagnóstico del trastorno unipolar ha perdido validez debido a la variabilidad de los síntomas entre diferentes pacientes.
Actualmente, no existen datos claros sobre la prevalencia de la manía unipolar, ya que diferentes estudios han utilizado diferentes definiciones y criterios diagnósticos para el trastorno, dando como resultado tasas de prevalencia reportadas que van desde el 1,1% al 65,3%. Por ejemplo, la definición de Carlo Peris de 1966 establece que se considera que hay manía unipolar cuando un individuo experimenta al menos un episodio maníaco y ningún episodio depresivo. Según este criterio, la tasa de prevalencia podría alcanzar el 35,2%. Se ha demostrado que la inconsistencia en los criterios diagnósticos afecta los estudios epidemiológicos de la manía unipolar.
En algunos estudios de seguimiento a largo plazo, algunos casos de manía unipolar fueron finalmente reclasificados como trastorno bipolar, lo que demuestra la inestabilidad de este diagnóstico.
La mayoría de los estudios sobre el trastorno bipolar provienen de países no occidentales, pero esto no significa que el trastorno sea más común en estos países. Según un estudio transcultural realizado en Francia y Túnez, los investigadores descubrieron que la tasa de trastorno monopolar en Túnez es tres veces mayor que en Francia, un hallazgo que requiere más investigaciones para verificar las razones detrás de él. En cuanto a las diferencias de género, un estudio de 1979 encontró que la mayoría de los pacientes eran hombres, y un estudio de 1986 confirmó que la tasa de incidencia en hombres era el doble que en mujeres. Respecto a la edad de aparición, la manía unipolar generalmente se desarrolla a una edad más temprana que el trastorno bipolar en los pacientes, sin embargo estos resultados no se han replicado consistentemente en estudios posteriores.
Dado que el trastorno unipolar se considera un diagnóstico no válido, la investigación en esta área se centra en la exploración de la variación de los síntomas y las características del paciente. El estudio de evaluación de seguimiento interno a largo plazo mostró que los pacientes cuyos episodios maníacos no estaban acompañados de síntomas depresivos no desarrollaron signos de depresión en los 15 años posteriores, lo que sugiere que la manía unipolar debería incluirse en la categoría de diagnóstico único. Los metanálisis también han demostrado que existe una variación significativa en las manifestaciones individuales de la manía unipolar.
El estudio del trastorno monopolar ha sido criticado debido a la diversidad de criterios diagnósticos y las diferencias en la duración de los períodos de seguimiento de los pacientes.
Además, algunos estudios de casos también están explorando las diferencias clínicas entre la manía unipolar y el trastorno bipolar. Los resultados de estos estudios ayudan a revelar más a fondo sus síntomas, opciones de tratamiento y futuras direcciones de investigación. Sin embargo, todavía no existe una explicación efectiva de las causas y el tratamiento del trastorno monopolar. Para determinar si el trastorno monopolar puede realmente considerarse un criterio diagnóstico independiente se necesita aún más investigación. Ante una situación tan compleja, deberíamos plantearnos: ¿cómo podemos identificar y comprender mejor las necesidades únicas de este grupo de pacientes en la práctica clínica?