La perforación intestinal, comúnmente conocida como rotura intestinal, se refiere a un agujero en la pared intestinal. Los intestinos constan de una serie de órganos digestivos huecos que se extienden desde la boca hasta el ano. La gente suele ignorar sus daños. Sin embargo, cuando aparecen síntomas evidentes como dolor abdominal agudo y vómitos, la seguridad de la vida del paciente puede haberse visto amenazada. No sólo se perfora la integridad del intestino, sino que también puede provocar una serie de complicaciones, empeorando la situación.
La perforación intestinal generalmente produce un dolor abdominal intenso que se extiende rápidamente por todo el abdomen.
Los pacientes suelen experimentar síntomas tempranos como náuseas, vómitos, vómitos con sangre y taquicardia. A medida que la afección empeora, los pacientes pueden desarrollar fiebre y escalofríos. Durante el examen, el personal médico notará que el abdomen está tenso y sensible. Con el tiempo, la evacuación intestinal disminuye y el abdomen se distiende y se vuelve silencioso.
El orificio en el intestino permite que el contenido intestinal entre en la cavidad abdominal, lo que puede provocar peritonitis o formación de abscesos.
Después de la infección, los pacientes pueden desarrollar sepsis, una respuesta potencialmente mortal a la infección que a menudo va acompañada de taquicardia, dificultad para respirar, fiebre y confusión. Los casos graves pueden progresar a disfunción orgánica múltiple, incluso insuficiencia respiratoria y renal aguda, y el riesgo es extremadamente alto.
La perforación intestinal se debe principalmente al daño en la permeabilidad de la pared intestinal, causando daño en todo su espesor. Esto puede deberse a una variedad de factores que incluyen lesión mecánica directa, infección, inflamación u obstrucción intestinal.
Por ejemplo, los traumatismos penetrantes, como objetos punzantes o heridas de bala, pueden perforar la pared intestinal; los accidentes, como los accidentes automovilísticos, pueden aumentar instantáneamente la presión dentro del tracto intestinal, provocando su ruptura. Además, ciertos procedimientos médicos, como la endoscopia superior y la colonoscopia, en raras ocasiones pueden causar perforación.
En afecciones como la apendicitis y la diverticulitis, pequeñas áreas en forma de tubos en los intestinos se inflaman y pueden romperse. Varias infecciones, como la infección por C. difficile, también pueden provocar desgarros totales en la pared intestinal.
La obstrucción en los intestinos puede impedir que los alimentos pasen normalmente, lo que provoca que se acumule presión, lo que puede provocar isquemia y ruptura. Esta afección a veces puede ocurrir debido a tejido cicatricial de una cirugía, torsión intestinal, hernia o tumores.
Los agujeros en los intestinos pueden permitir que el gas se filtre hacia la cavidad abdominal, y el gas puede ser visible debajo del diafragma en una radiografía de tórax.
Si bien los rayos X pueden detectar rápidamente perforaciones, las tomografías computarizadas abdominales pueden establecer el diagnóstico con mayor sensibilidad e identificar las causas subyacentes. Si las pruebas de imagen aún muestran resultados normales, es posible que el médico deba realizar una apertura del abdomen o una laparoscopia para obtener más información.
Las perforaciones intestinales casi siempre requieren cirugía para eliminar el tejido muerto y cerrar la perforación. Durante la cirugía, se puede realizar irrigación peritoneal y colocar drenajes para controlar la posible acumulación de líquido. Es posible que algunos pacientes que están estables y tienen una perforación pequeña y cerrada solo necesiten tratamiento conservador.
En resumen, la perforación intestinal es una afección mortal y aguda, cuyas consecuencias suelen ser insoportables para los pacientes. Prestar atención a la salud intestinal y el diagnóstico precoz son claves para evitar complicaciones mayores. ¿Alguna vez te has preguntado cuánto sabes sobre la salud intestinal y cómo respondes cuando experimentas malestar abdominal?