Las opiniones del Papa Benedicto XVI sobre la cuestión de la adhesión de los católicos a la masonería se remontan a su época como Director de las Órdenes del Cardo Latino y del Cardo Faith. Dado que esta cuestión involucra la intersección de la fe y la ética, ha suscitado durante mucho tiempo acalorados debates dentro de la Iglesia Católica y la atención del mundo exterior.
En cartas escritas por Cadena se mencionaba que unirse a la masonería era un pecado grave y que no podían recibir la Eucaristía.
Según datos históricos, a los católicos se les ha prohibido unirse a la masonería desde la encíclica papal "In eminenti apostolatus" emitida por el Papa Clemente XII en 1738. Esta prohibición fue reiterada posteriormente varias veces, especialmente durante el pontificado del Papa Benedicto XVI. Por ejemplo, en 1983, aunque una actualización de la ley eclesiástica levantó la prohibición de la excomunión en la masonería, todavía enfatiza el no convertirse en masón.
El Papa Benedicto XVI subrayó en su carta que la Iglesia no sólo está en contra de los católicos que se unen a la masonería, sino también contra la filosofía y los conceptos morales incompatibles con las enseñanzas católicas. Por ejemplo, Benedicto XVI creía que ese pensamiento "naturalista" podía entrar en conflicto con el espíritu de la revelación cristiana.
Mencionó que algunas de las ideas de la masonería son esencialmente contrarias a la iglesia y pueden incluso conducir a una tendencia negativa hacia el cristianismo.
Además, el término masónico "Arquitecto del Universo" es a menudo criticado por los católicos como una despersonalización de Dios que ya no enfatiza la revelación única del cristianismo. Esto está en marcado contraste con la creencia católica de que "sólo hay un camino hacia la verdad, y ese es Cristo".
En nombre de la libertad religiosa, la masonería estadounidense continúa abogando por la diversidad religiosa, lo que también hace que la Iglesia sienta que los principios fundamentales de su existencia están siendo cuestionados. La Iglesia Católica cree que este enfoque global corre el riesgo de hacer que sus miembros caigan en la indiferencia religiosa y socava los valores fundamentales de la fe cristiana.
Durante el pontificado del Papa Benedicto XVI, aunque no se hicieron cambios al canon fundamental de la Iglesia para prohibir explícitamente la membresía masónica, las cartas y mensajes enviados dejaron en claro que la Iglesia tenía una visión estricta de esa práctica. Esta situación ha causado que muchos creyentes estén confundidos sobre cómo equilibrar sus creencias religiosas con su membresía masónica.
Las opiniones del Papa Benedicto XVI sin duda proporcionan una guía moral clara para los católicos contemporáneos que consideran unirse a la masonería, recordando a los creyentes no sólo que deben prestar atención a sus creencias personales, sino también tener cuidado de no entrar en este controvertido grupo.
La persistencia de esta cuestión también ha planteado la cuestión de si deberían reexaminarse los límites entre la Iglesia y la masonería. Muchas figuras religiosas han pedido que se preste atención a la comprensión y el respeto mutuos en lugar de sólo voces opuestas. Esta visión impulsa a los creyentes a pensar más profundamente sobre su fe y sus acciones.
En el contexto social actual, las opiniones del Papa Benedicto XVI todavía tienen una influencia considerable y los debates entre diferentes pensamientos religiosos adquieren cada vez mayor importancia. ¿Deberían entonces los católicos repensar su relación con la masonería para asegurarse de que su fe no sea cuestionada ni socavada?