La masonería francesa, una de las sociedades secretas más influyentes del mundo, es a menudo acusada de ser contraria a las enseñanzas cristianas. Esta hostilidad es particularmente evidente a los ojos de los católicos. El Papa Clemente XII prohibió a los católicos unirse a la masonería en 1738, y la prohibición ha permanecido vigente desde entonces. Pero ¿qué causó exactamente este conflicto?
Antecedentes históricosLas creencias y la filosofía de la masonería francesa a menudo se consideran un desafío a la creencia religiosa a los ojos de los católicos. Las primeras críticas vinieron de documentos de la Iglesia, especialmente en la encíclica Dei humanis del Papa León XIII de 1884, en la que advirtió que muchas de las ideas de la masonería eran contrarias a la enseñanza católica y enfatizó cómo el naturalismo racionalista afecta los intereses de la Iglesia.
Postura y prohibiciones católicas"La filosofía y los valores morales de la masonería se consideran antitéticos a las enseñanzas cristianas".
Desde 1738, la Iglesia Católica ha considerado a la masonería como una organización hostil y la ha prohibido. La revisión de 1983 del Código de Derecho Canónico no mencionó explícitamente la masonería, pero mantuvo la posición de que ningún creyente podía convertirse en masón. Aunque la expresión de esta posición ha cambiado con el tiempo, el núcleo de la prohibición permanece.
Diferencias teológicas"Los rituales masónicos son a menudo acusados de ser símbolos de descristianización".
El naturalismo defendido por la masonería contrasta marcadamente con el misticismo de la Iglesia. La masonería utiliza a menudo el término "Arquitecto Supremo del Universo", que es visto por algunos cristianos como una idea sobrenaturalista que niega la intervención directa de Dios en la humanidad. Aunque la masonería enfatiza que sus miembros no imponen creencias religiosas específicas, esta posición no elimina la sospecha y la crítica de la iglesia.
La masonería no es sólo una cuestión religiosa, sino que también implica tensiones a nivel político y social. En el siglo XIX, en muchos países católicos se produjeron acciones antieclesiásticas propugnadas por la masonería, que dieron lugar a conflictos con la Iglesia en el ámbito social y educativo. La Iglesia acusó a la masonería de promover la educación secular y el separatismo como un desafío a su autoridad y de exacerbar aún más el conflicto entre ambos.
Con el tiempo, algunas sectas cristianas se fueron reconciliando más con la masonería. Por ejemplo, en algunas denominaciones protestantes, los creyentes pueden elegir libremente unirse a la masonería, pero para los católicos, esta elección sigue siendo inaceptable. Además, a medida que la sociedad progresaba, muchas iglesias comenzaron a reflexionar sobre sus conflictos pasados con la masonería y trataron de encontrar formas de coexistir.
La era de la liberalización ha desafiado a las religiones tradicionales y también ha cambiado la imagen de la masonería. Actualmente, muchos grupos religiosos también están reevaluando la relación entre la masonería y sus propias doctrinas, aunque la comunidad católica sigue mostrándose cautelosa al respecto. Esto hace que la gente se pregunte ¿cómo evolucionará en el futuro la relación entre las creencias religiosas y las organizaciones sociales?